La cátedra
Tipografía es una de las tres asignaturas anuales y obligatorias del plan de estudios de la Carrera de Diseño Gráfico de la FADU-UBA. Las otras dos son Morfología y Taller de Diseño Gráfico. Se cursa en dos niveles obligatorios con una carga de 120 horas anuales cada uno. La Cátedra Cosgaya es una de las seis opciones académicas que la Carrera de Diseño Gráfico ofrece a los estudiantes en Tipografía 1 y Tipografía 2.
En este ciclo lectivo 2024 en Tipografía 1 se inscribieron 240 estudiantes que trabajarán en 6 comisiones; en Tipografía 2 se inscribieron 184 estudiantes que trabajarán en 5 comisiones. La coordinación está a cargo de Pablo Cosgaya (profesor titular), Marcela Romero (profesora adjunta de nivel 1) y Natalia Pano (profesora adjunta de nivel 2). Las Jefas de Trabajos Prácticos son Natalia Fernández (Tipografía 1) y Mercedes Jáuregui (Tipografía 2).
La Cátedra Cosgaya trabaja los viernes de 19:00 a 23:00 h en los talleres 110, 111 y 111 (entrepiso) del primer piso de la FADU, Pabellón III, Ciudad Universitaria, Buenos Aires. Los sábados posteriores a la entrega de trabajos prácticos, se realiza la evaluación en la facultad. Esta actividad es una tarea abierta y los estudiantes están invitados a concurrir pues la consideramos parte del aprendizaje.
Algunas de las ideas que guían nuestro trabajo son:
► El saber se construye
A partir de lo que uno sabe, de lo que saben los otros, del hacer, de relacionar, de reordenar, de especular y de poner a prueba, del análisis, de los errores, de las sorpresas, de las dudas, de las preguntas y de algunas respuestas. El saber no está «en alguna parte» y «hay que llegar hasta allí». Se construye dentro de cada uno, de modo particular y parcial. Implica trabajo y estudio.
► La responsabilidad crea pertenencia
Cada uno aporta todo lo que tiene, lo que sabe, y las diferencias que existen derivan de la experiencia y el trabajo. Si es que hay autoridad, ella deriva del hacer, del proponer, del propiciar. Lo hecho es de todos porque lo hacemos entre todos, cada uno desde sus posibilidades, experiencias y conocimientos. Y todos somos responsables de los resultados.
► Entendemos la diversidad como riqueza
Hacemos acuerdos sobre temas básicos o fundamentales y consideramos que la multiplicidad de ideas enriquece el producto final. No tenemos que estar de acuerdo en todo y la suma de las diferencias constituyen la identidad del equipo de trabajo. Nos interesa respetar la posición del otro, aunque no la compartamos.
► La argumentación como sostén
Argumentar permite dar a conocer la red de ideas y conceptos que sostienen algo, permite discutir para enriquecer posturas, permite conceptualizar, permite pasar en limpio para reutilizar el recurso, permite acuerdos o disidencias claras. Que el otro se haga entender y yo pueda hacerme entender.
► El interés es un combustible
Nos permite llegar a donde queremos, perfilar la formación, lograr trabajos diferentes a partir del mismo enunciado, profundizar temas, especializarnos. Nadie aprende lo que no quiere.
► Valoramos el trabajo en equipo
La sumatoria de ideas, fuerzas, formaciones, experiencias pero también de cansancios, desilusiones o problemas puntuales afectan a los grupos de manera muy distinta que a los individuos. El trabajo mancomunado siempre es superador del trabajo individual, si cada individuo aporta lo que tiene. Permite compartir experiencias, potenciar actitudes, compartir cargas y disfrutar de logros mayores.
► Desde la práctica se puede construir teoría
La teoría no sólo se lee. La reflexión sobre el trabajo permite construir conceptos y la relación y ordenamiento de esos conceptos permite elaborar nuevas ideas, más o menos complejas, según el caso.
► La planificación debe ser flexible
Nos permite coordinar el trabajo de muchas personas con la anticipación necesaria. Debe ser tan flexible como haga falta. Esos cambios, a veces son repentinos y drásticos y hay que tener alternativas a la brevedad. Debe ser una herramienta que sostenga, que no presione ni ahorque.
► Cuanto más circula la información mejor trabajamos
La información no tiene dueño. Cuanto más circule, mejor. Habrá más cabezas pensando, más manos haciendo, más curiosos investigando. Puede aplicarse a los contenidos o a los métodos.
► Ayudar a que cada uno encuentre sus respuestas
Que el otro aprenda implica una mezcla de cosas. Entre otras, que tome decisiones. Evaluar, analizar y elegir son algunas de las herramientas que le permitirán encontrar respuestas. Para que eso sea posible debemos controlar la ansiedad, aceptar respuestas diferentes a las que imaginábamos y repreguntar si la respuesta no es correcta o es parcial.
► Aprender todo lo que se pueda
Y de todos los que se pueda. Aprender a aplicar soluciones y a modificarlas según la circunstancia. Estar atento para aprender de lo inesperado, de la práctica propia pero también de la de otro. Aprender lo que me más gusta pero también lo que me más cuesta.
► No es la estética del trabajo lo que evaluamos
Evitamos atender a nuestros gustos en la crítica de un trabajo. Usamos la crítica para valorar los contenidos de la pauta, la coherencia interna del trabajo, la pertinencia del lenguaje.
► No paramos hasta no estar seguros
Consideramos que el trabajo mejora con más trabajo. Que a las ideas hay que pulirlas y que ponerlas a prueba más de una vez, en general, las mejora.
► No nos exigimos saber todo
Si no sabemos algo, lo mejor es reconocerlo. Buscar a otro que lo sepa, estudiar, investigar sobre el tema para responder después es una solución superadora a la falta de ese saber.