Reid Miles, la tipografía como eje y la identidad gráfica del jazz
Más allá del paso del tiempo y las tendencias de cada década, los distintos géneros musicales se han adjudicado una identidad propia y constante con respecto a sus manifestaciones en el plano de lo visual. […]
Más allá del paso del tiempo y las tendencias de cada década, los distintos géneros musicales se han adjudicado una identidad propia y constante con respecto a sus manifestaciones en el plano de lo visual. Como ejemplos instantáneos de ello podemos pensar en estilos tales como el heavy metal o el jazz. Precisamente este último es el que, desde su época de mayor auge comercial, se ha mantenido casi inalterable en lo que al diseño de sus portadas de discos y demás piezas gráficas concierne.
Sin embargo, esto no fue siempre así. Se requirió de todo un proceso que incluyó el trabajo de un puñado de sellos discográficos especializados en el género (Blue Note, Impulse!, Prestige, entre otros) y de sus respectivos directores de arte y diseñadores.Dentro de este grupo cabe destacar la labor excepcional de Reid Miles para el sello Blue Note, quien hizo un uso fundamental de un elemento presente en las portadas hasta ese momento nunca explotado en todas sus posibilidades: la tipografía.
La tipografía como complemento informativo
La tipografía es un elemento esencial en la comunicación y al mismo tiempo ofrece enormes posibilidades creativas. Cuando Miles aterrizó en el campo del diseño de cubiertas de discos, la tipografía ya era un elemento corriente, aunque no se había desarrollado creativamente. Antes de él, los padres de la disciplina habían utilizado la tipografía como complemento de la imagen. Sin embargo, la tipografía estaba ganando importancia. Alex Steinweiss incluso creó su propia tipografía, Steinweiss Scrawl, basada en su caligrafía y la utilizó durante toda su obra. Para Jim Flora (diseñador de la discográfica Victor) y David Stone Martin (Mercury), el tipo era un complemento secundario para las ilustraciones y ocupaba pequeñas parcelas en la portada. Básicamente para indicar el nombre del autor y el título del disco. Eric Nitsche (Decca) y Robert Jones (Columbia) tenían un estilo claramente inspirado en la Bauhaus, por lo tanto dejaron de un lado la experimentación tipográfica a favor de la ilustración y las imágenes.
De la ilustración a la fotografía
A finales de los años cuarenta y comienzo de los cincuenta, la ilustración era el elemento visual principal de las portadas de discos. Era más barato y más fácil de producir y la mayoría de diseñadores utilizaron la ilustración profusamente. Cuando las técnicas de impresión mejoraron y posibilitaron la impresión de fotografía en color a un precio asequible, la mayoría de las casas discográficas optaron por un estilo más nuevo y directo y comenzaron a demandar fotografías de los artistas en las cubiertas. Esta nueva situación provocó el hundimiento de la ilustración, que además perdía poder publicitario en un momento en el que el marketing musical comenzaba a despegar.
La tipografía como protagonista
Miles sentía que las palabras y las letras eran más que simples pedazos de información textual. En el diseño de las tapas trabajaba en conjunto con el fotógrafo y co-propietario del sello Francis Wolff. Ya a mediados y fines de la década del 50, la fotografía pasó a jugar un rol protagónico. Las tecnologías de registro e impresión de fotos ya estaba siendo dominada y su uso era moneda corriente debido a que era comercialmente exitosa. Todos los consumidores querían a los artistas que escuchaban retratados en las portadas de los LPs. Muy a pesar de este factor (y para desesperación de Wolff) Miles a veces no quería utilizar las imágenes, y se centraba completamente en el tipo de letra. Este tipo de decisiones también demuestran la confianza que Blue Note puso en Miles como creador de un estilo conciso y diferente, contrario al diseño comercial y generalizado.
¿Cómo conseguía imponer su criterio y que se aprobara una portada completamente tipográfica?
Curiosamente, las portadas tipográficas eran comparativamente más fáciles de vender a los productores, músicos y managers. La empresa encontraba estas portadas tipográficas especialmente interesantes porque eran más baratas de producir. Las portadas eran normalmente composiciones formales de información. Las objeciones generalmente se centraban en el color.
Miles llevó la tipografía a un nivel experimental, ampliando su alcance y su composición en la página de una forma tan creativa que apenas encontró paralelismos en su generación, salvando el caso de Saul Bass.
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