Añejando sentimientos

Autor/a: Yanina Canavesio

Recordando aquellas épocas en las que íbamos a una disquería a ojear portadas, y perteneciendo a una de las últimas generaciones que rebobinaba los cassettes con la lapicera, resulta imposible no ponerse nostálgico al pensar en aquellas épocas. Grabábamos nuestras propias mezclas para escucharlas solos, acompañados o simplemente para compartirlas con algún amigo. Una nueva lógica que escapaba a las realidades comerciales discográficas; las nuevas grabaciones libres, por así decirlo, más conocidas actualmente como «piratas» o «bootleg» en inglés, donde la lógica nostálgica se basa principalmente en eso mismo, compartir. Conviviendo también con el objetivo o posibilidad comercial.

Estas versiones no oficiales carecían de calidad, su valor era el momento, la situación; material en crudo sin editar o grabaciones de algún recital. Existen versiones no oficiales en todos los formatos grabables, entre ellos el gramófono, vinilo, cassette, y en la era digital el CD, mp3, flac, y todo tipo de archivos digitales.

Es en ésta época digital en particular, donde la filosofía de compartir no tiene ningún impedimento real, y donde se pueden duplicar los archivos las veces que uno quiera. Ante esta realidad, la primer forma de revalorización fue a través de portadas mas atractivas que cautiven al publico aun mas y opte por estas versiones originales, pero un caso particular es el de la banda Pearl Jam que como respuesta tomó la iniciativa en el 2000 de lanzar versiones «bootlegs oficiales» durante la gira promocional de su álbum Binaural. Aunque suene contradictorio, versiones oficiales de recitales o eventos en vivo que otorgaban a la banda la posibilidad de entregar un material de calidad grabado directamente desde la consola, reduciendo costos a través de la gráfica mas acotada y del soporte de las cajas en las que se entregaban estos CD’s. Las nuevas realidades necesitaron tomar estas nuevas medidas, que incluso se volvieron una forma tan redituable como los álbumes mismos.

El siguiente paso fue el lanzamiento de estos bootleg en formato estrictamente digital, como una manera de «evolución natural», contemplando esa nueva filosofía digital. Pero como una autocrítica a partir de esto surge una segunda medida de revalorización, que pareciera un paso atrás o la confirmación de que durante una transición las distintas partes conviven y hasta es sano que así sea, por lo que se volvió a sumar al formato físico en convivencia con el digital. Incluso surgiendo y sumando versiones de mejor calidad gráfica y de soportes.

Como tercera medida de revalorización se lanza en 2010 una edición en vinilo de Ten, álbum debut de la banda, para luego sumarse versiones Deluxe de álbumes anteriores y bootlegs, todos los formatos y versiones en perfecta convivencia para que cada uno elija la manera de recordar y revivir, esos sentimientos.