Artaud: nacido para incomodar
Autor/a: Camilena Cinti
«El disco Artaud fue el primer eructo después de que uno se toma un Uvasal tras haber comido y bebido a mansalva. La primera huella de la lucha del anticuerpo contra la infección. Fue el antídoto al sufrimiento, el antídoto al art nouveau, al art déco, a la moda, a las drogas, el antídoto a la promiscuidad sin sentido» (Luis Alberto Spinetta).
De todos los discos que surgieron en la historia del rock argentino, Artaud fue uno de los pocos que, no solo desde su contenido sino desde su envoltorio, logró romper con los cánones tradicionales de la música nacional. Fue engendrado en 1973, año en el que la palabra clave era “liberación”. Un momento de grandes cambios para la Argentina, que había conseguido que la dictadura autodenominada Revolución Argentina convocara ese año a elecciones libres, por primera vez en casi dos décadas. Con el lema Cámpora al gobierno, Perón al poder, el Frente Justicialista de Liberación (FREJULI) triunfó y asumió su mandato. Sin embargo fue un corto período de democracia, puesto que en 1976, dos años después de la muerte de Perón, se instalaría un nuevo régimen militar. A esto se sumaba el momento personal que transitaba Spinetta, que había conocido durante ese período a Patricia Salazar, que supo ser su mujer por 25 años. De este cruce, y de la fascinación de Spinetta por Antonin Artaud, surge este LP. Según Luis Alberto “El disco fue una respuesta –insignificante tal vez– al sufrimiento que te acarrea leer sus obras. La idea del álbum era exponer la posibilidad de un antídoto contra lo que opinó Artaud. Quien lo haya leído no puede evadirse de una cuota de desesperación. Para él la respuesta del hombre es la locura; para Lennon es el amor. Yo creo más en el encuentro de la perfección y la felicidad a través de la supresión del dolor que mediante la locura y el sufrimiento. Creo que sólo si nos preocupamos por sanear el alma vamos a evitar distorsiones sociales y comportamientos fascistas, doctrinas injustas y totalitarismos, políticas absurdas y guerras deplorables. La única forma de hacer subir el peso es con amor. Los músicos de rock somos tipos que estamos muy desorientados. Hemos involucrado mucho a nuestro sistema neurológico y hemos aprendido muy poco de la historia reciente. Pero hay algo claro: no podemos jugar a ser Artaud.”
“Es como una hamburguesa dietética”, dijo Spinetta observándolo, “con mucha espinaca. Esto realmente es un lindo intento de cambiar las cosas, de llamar la atención”. Artaud no vino a este mundo únicamente para revolucionar el rock, revolucionó el ambiente del diseño, y las disquerías en sí. El choque del verde y el amarillo, contenidos en ese formato irregular, y su simplicidad, hicieron de este un disco que se impregna en la retina. Pero al mismo tiempo aquello que lo hacía único era lo que desencajaba a la discográfica y trastocaba las bateas de las disquerías. Según el propio L. A. “Me pedían de rodillas: “Te lo hago de oro, pero cuadrado”. El diseño estuvo a cargo de Juan Orestes Gatti, que ya había trabajado, por ejemplo, con Sui Generis y Pappo’s Blues. A fines de 1960 se inició en el Instituto DiTella y muchos años después trabajó con cineastas como Alex de la Iglesia y Pedro Almodóvar.
“Luis Alberto empezó a hablarme de Artaud y supongo que en algún momento se dijo de hacer una tapa deforme. Era un término muy de la época […] La cuadratura del disco era como un límite y en ese momento lo que querías era romper todos los límites. Entonces queríamos un poco luchar en contra de la dictadura del cuadrado. Desde el principio se buscó hacer un objeto inquietante e incómodo. Una cosa que moleste.” El disco denunciaba con su deformidad la cuadratura, la falta de libertad y el sometimiento a la geometría industrial del resto.
«¿Acaso no son el verde y el amarillo cada uno de los colores opuestos de la muerte? El verde para la resurrección y el amarillo para la descomposición, la decadencia.” Antonin Artaud (Carta a Jean Paulhan, París, 1937)
Esta frase se encontraba en el interior. Era un tríptico desplegable, que simulaba un prospecto de medicamento. Según el diseñador “Lo que también era muy novedoso era el sobre interior del disco. Intenté hacerlo como un folleto de prescripción como los que están dentro de la caja de los medicamentos, en cierta forma adelantándome a las corrientes actuales del no-diseño. Era como no aportar más de lo que decía la forma y ese color verde como de absenta.”
«Creo que el disco con el tiempo cobró una dimensión épica, porque fue el producto de unas mentes inquietas que buscaban desesperadamente hacer cosas nuevas y romper con fórmulas y que llegaron a preguntarse en un momento: ¿y por qué las tapas tienen que ser cuadradas? Ahora con el tiempo me doy cuenta de que fue en el momento indicado, en las condiciones exactas. Por qué se me ocurrió no es la pregunta. La pregunta es cómo convencimos a la discográfica de sacar ese objeto.» (Juan Gatti)
Artaud fue reeditado en su formato original a principios de este año. Considerado el mejor disco del rock nacional, este LP llegó en 1973 como un símbolo de ruptura y de libertad, y trascendió en el tiempo. Así. Deforme, molesto e incómodo.
Fuente Programa documental «Elepé»
Cosgaya, Discos, diseño, historia, música, Vinilo