Cátedra Cosgaya Tipografía 1 y 2 | Carrera de Diseño Gráfico | FADU/UBA

Cuando lo impreso le gana a lo digital

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Buenas! Me gustaría aprovechar esta oportunidad para reflexionar un poco acerca del enfrentamiento entre la revista digital y la revista gráfica tradicional. Para mi, sentarse a leer una revista no es algo insignificante o efímero, […]

Buenas! Me gustaría aprovechar esta oportunidad para reflexionar un poco acerca del enfrentamiento entre la revista digital y la revista gráfica tradicional. Para mi, sentarse a leer una revista no es algo insignificante o efímero, sino es algo que yo elijo, del tema que yo elijo, para ser leído en el momento que yo elijo. Por lo tanto, leer una revista pasa a ser un evento significativo, y como tal merece un pequeño ritual y no ser leído desde lo digital que tiene muchísimas más distracciones y el acto de leer la revista se vuelve algo pasajero como la catarata de información que puedo llegar a tener abierta en otra pestaña.

Leer una revista no es solamente informarse, conocer o investigar; leer una revista requiere una serie de acciones que, como lectores, son casi tan fascinantes como leerla. El evento no comienza al abrir la revista sino que empieza en el minuto en que voy al kiosco o a la puerta de mi casa a buscarla. Es igual de importante el lugar que voy a usar para leerla, no es lo mismo elegir el jardín que mi cama, ni tampoco el living donde pasa gente constantemente y me va a interrumpir. Todas estas decisiones alteran completamente como yo, como lector, voy a abordar la revista. Una vez que elegí ese lugar en el que me voy a sumergir en el mundo que me proponen quiero estar involucrada en todo lo que pasa, desde qué tan gruesas son las páginas o si tienen textura. Cada parte me transmite cosas diferentes. Al abrir la revista me encuentro con algo que me guía, que me lleva a recorrer este mundo. Algo que en lo digital esta más librado a la voluntad del lector, que tiene a un click lo que quiera y algo que fue pensado para el, capaz se lo saltea.

Para mí leer la revista de la forma tradicional nos invita a dedicarle tiempo a lo que nos interesa, a cuidar nuestro espacio de ocio y de estar con nosotros mismos. Leer la revista, sostenerla y poder dar vuelta la página es un acto muy concreto, ya que me da el poder a mi como lector para poder avanzar en lo que se me planta adelante. Mientras que, la revista digital uno ya la encara apurado, con otras cosas esperando a ser vistas y no nos dedicamos ese tiempo para mimarnos, no estamos en un sillón relajados, estamos seguramente en una silla dura que nos hace sentir incómodos y nos apura para ir a lo que sigue. Ese momento que tengo para mi no va a alterarse porque se corte wi-fi, ese momento es mío y me da la posibilidad de guardar, de tocar y de recortar aquello que quiero tener conmigo y no que vaya a «favoritos» para después olvidarme en qué carpeta se escondió.

Creo que nuestro trabajo como diseñadores es pensar en cómo queremos que se lea nuestra revista, y setear desde el vamos qué le queremos generar al lector, quién queremos que sea ese lector y más importante es qué universo le queremos presentar a esa persona que está esperando para ir a comprarla al kiosco.

 



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