El Fin de la Guerra de los Formatos

Autor/a: Fernando Escurra

Ya se habló mucho sobre la calidad del sonido, de lo cómodo y versátiles que resultan tantas formas de ver y escuchar lo que más nos gusta y que no siempre estas características coinciden. Desde la genial calidad de sonido de los vinilos al ni siquiera poseer la pieza en cuestión y disfrutarla directamente desde un servidor de internet.

Un claro, y harto conocido, ejemplo es el de la caída de la popularidad del vinilo al principio de los 80 frente al cassette para luego ser este quien quedara en el olvido ante el cd. Esto no se debió a un mero capricho de la moda y el consumismo, sino a que la música dejó de ser objeto de consumo ambiental si se quiere, y se volvió algo personal y aprovechando este avance tecnológico, también en algo individual. Eso no fue todo para el cassette, a pesar de sus fallas corregibles con lapicera, permitía compartirlo en el auto o donde sea que uno pudiera llevar el estéreo. Después de eso vino el cd que no padecía de las mismas fallas de su predecesor y se apopiaba de todas las ventajas que trajo. Luego el formato mp3 parecía que iba a dominar el mundo, y lo hizo por un par de años, indiscutiblemente dominó el mercado de los reproductores. Su gran ventaja era (es) que es un archivo que físicamente no pesa y digitalmente varía según la calidad, permite escuchar no solo discos sino discografías completas.

Supongo que ya se ve a donde voy con esto, si es nostalgia o calidad superior lo que nos hace anhelar los formatos del pasado o por otro lado desdeñarlos y querer solo lo último no importa. Cada uno tiene su función y sus ventajas. Si quiero escuchar un sonido envolvente para escuchar en el colectivo no voy a elegir cargar un tocadiscos.

El título hace referencia a un capítulo de la serie animada Regular Show que (lejos de tratarse de diseño o tipografía) aborda este tema desde un lado más dramático y fantasioso pero que le permite llegar a un final.