El libro nos lee
Autor/a: Lucía Aleman
Hemos digitalizado nuestra identidad. Sin hacer una crítica al modo de vida presente, pero observando que la digitalización (es decir el paso de objeto físico a una ¿esencia virtual?) llevada a varios aspectos de nuestras […]
Hemos digitalizado nuestra identidad. Sin hacer una crítica al modo de vida presente, pero observando que la digitalización (es decir el paso de objeto físico a una ¿esencia virtual?) llevada a varios aspectos de nuestras vidas hace que perdamos interacción con ese elemento con que nos relacionamos.
A diferencia del mail, la música archivada en mega bytes, las fotos perdidas en facebook, intragram y carpetas; el libro todavía evidencia nuestra identidad y nos hace reconocerla cada vez que revisamos nuestra biblioteca. ¿Qué libros tenemos? ¿Qué ediciones? ¿Tenemos biblioteca? ¿Dónde? ¿Están en nuestras mesas de luz? Eso habla de nosotros. El libro mantiene su materialidad y en esa materialidad exige un espacio. El libro habita. Antes que existiera el mp3 las personas con walkmans o discmans tenían que elegir que discos/cassettes llevar en su mochila, era imposible llevar todos. El libro nos sigue pidiendo lo mismo, un lugar físico y real, un espacio en la mochila. Nos piden que los ordenemos, que los mudemos con nosotros y que al mudarnos hagamos una revisión de quien fuimos. Que releamos dedicatorias y marcas que hicimos, reconociéndonos en ellos. El libro en su materialidad, el libro objeto, exige una relación que va más allá de la mera lectura. Y la forma en que respondemos a esa exigencia habla de nuestro ser.
Pensando en esta materialidad que nos da el libro, empecé a buscar sus diferencias y beneficios. Releer un libro y encontrar anotaciones o subrayados, los propios, que hablan de nosotros en otro momento de la vida, o los ajenos, que nos da la perspectiva de otra persona. Las dedicatorias, en la caligrafía de la persona que lo regala, con su expresión, su firma, con qué lo escribió, en qué parte de la pagina, nos acerca de una manera mucho más intima al mensaje y su autor.
El ejemplo más claro que encontré fue el libro “Tú y Yo”, regalo de mi bisabuela a mi abuela, de mi abuela a mi mamá y mi mamá a mi.
4 generaciones unidas por un mismo libro, los mismos poemas, las mismas hojas que leyeron mi bisabuela, abuela(que lo encuaderno) y madre, en los mismos momentos de su vida en distintas épocas.
No es simplemente un objeto, es un legado, una herencia, es parte de mi historia.
libroobjeto herencia dedicatoria