La máquina del tiempo

Autor/a: Rocío Florencia Calvani Arias

Viajemos por el tiempo en cinco minutos. El disco de vinilo fue creado durante el siglo XIX, y recién comenzaron a ser puestos a la venta a fines del mismo siglo. Para entonces, el diseño de los sobres para estos discos grabados de un solo lado, se basaba en un sobre que componía en cuerpos muy grandes los nombres de las bandas o solistas, sin imágenes que ayudaran a la composición. En general, las familias que se utilizaban solían ser pesadas, para generar aún más impacto en el público, que, maravillado por la existencia de la música en discos, comenzó a sumergirse en el mundo de la música popular.

Si saltamos en el tiempo unos 30 años, y paramos en 1925, nos encontramos con los primeros grandes cambios en el diseño de sobre, tapa o díptico para vinilo. Para esta década, los vinilos comenzaban a cobrar importancia en la sociedad, por lo que el diseño tomaba más importancia todavía. El uso del color se convirtió en la nueva variable fuerte para el diseño, las imágenes comenzaron a estructurar ls composiciones en tapa y el uso de la tipografía comenzó a volverse más sensible. Con estructuras más bien cuadradas y colores saturados, los vinilos de 1920 se convirtieron en el nuevo bien de interés para la sociedad.

Cuando llegamos a 1970 es cuando nos encontramos con que el diseño de tapa de vinilo se ha vuelto tan importante que varios diseñadores comienzan a dedicarse pura y exclusivamente al diseño de las mismas. Uno de los casos más conocidos es el del grupo Hipgnosis, que, a partir de su primer trabajo con Pink Floyd en 1971, comenzó a dedicarse al diseño de vinilos en gran cantidad. Este grupo volvió a trabajar con Hipgnosis múltiples veces, debido a que, no solo eran amigos, si no que comprendían el sentido de diseño de Hipgnosis, basado en la idea de una “agradable sensación de contradicción”.
Para esta época, el diseño se había vuelto mucho más sensible, y las portadas comenzaban a comunicar más sobre la música en los discos. En los dos casos presentados a continuación, comparándolos con los anteriores, pueden observarse grandes diferencias, ya que la utilización de tipografías en cuerpos más pequeños comenzó a regularizarse, permitiendo que el impacto fuera generado por la imagen más que por el título en la portada, lo que cambió por completo el diseño de portada de vinilos. Tipografías gestuales, estructuras que nos llevan de una punta a la otra o que simplemente nos guían por el centro de la portada, se volvieron comunes al diseño de portada entre 1970 y 1980.

Para terminar, volvamos a la actualidad, 2000-2015. En la actualidad, aunque el furor del vinilo haya pasado hace ya mucho tiempo, el diseño no deja de ser importante para las portadas y sobres, en los cuales se imponen diferentes estéticas para trabajar los nombres de discos o de sus autores. Tanto la caligrafía como las tipografías digitales aparecen constantemente en el diseño, y tanto la ilustración como la fotografía cobran aún más fuerza, integrándose por completo a la tipografía.
Uno de los referentes de la época es el australiano Leif Podhajsky, quién realiza sus proyectos basándose en fotografías de paisaje, espejándolas o repitiéndolas en el espacio. En sus trabajos, la tipografía cobra un segundo lugar, siendo más importante la composición fotográfica. Es recién con su último trabajo para la banda Of Monsters and Men donde el cuerpo tipográfico es grande y la fotografía se acopla al mismo.

Para no quedarnos con un solo referente actual y con una estética tan particular, quizá sea mejor buscar otros, por ejemplo, el brasilero João Lauro Fonte. A diferencia de Podhajsky, Fonte no trabaja con fotografías, si no que se encarga de ilustrar la esencia de la música y acompañarla con tipografía, la cual actúa en un segundo nivel, permitiendo que la imagen comunique mucho más. Uno de sus últimos trabajos, puesto en el mercado en el 2014, es el que realizó para la banda Capital Cities, que cuenta con una de sus ilustraciones captando la psicodelia misma de la música, acompañada por una tipografía sans serif como segundo nivel de lectura.