Libros que rompen las reglas

Autor/a: Maryna Bespalchenko

Todos conocemos los libros y si le pedimos a muchas personas diferentes que nos den una descripción de un libro, probablemente vamos a escuchar cosas parecidas. Parece que hace mucho tiempo que se establecieron las reglas para diseñar un buen libro. Si abrimos una novela editada hace 50 años y una de ahora vamos a encontrarnos con cosas similares. Tal vez las tipografías cambien porque cambió la moda, pero la estructura de un libro clásico sigue siendo igual, hasta hace poco.

Con el comienzo del nuevo milenio aparecieron diseñadores y escritores que comenzaron a ir en contra de las formas clásicas. Uno de los exponentes más grandes de este nuevo movimiento es la novela La casa de las hojas de Mark Z. Danielewski, publicada en el año 2000.

Esta novela comienza como cualquier otra, con una introducción a algunos de los personajes pero a medida que las páginas avanzan las cosas se vuelven complicadas. Empezamos a ver notas a pie de página, nada inusual en un libro, pero después esas notas tienen sus propias subnotas, y esas subnotas pueden llegar a ser tan largas como una página o más. A medida que vamos avanzando la estructura normal de un libro se rompe por completo, a veces en una página podemos encontrar tres o cuatro niveles de información diferentes, dispuesta de un modo no convencional

Obviamente este diseño no es una casualidad o un error de maquetación. El escritor lo diseñó así. La idea es hacer la lectura complicada a propósito, desafiando a las novelas tradicionales y al mismo lector, para que cada uno tenga una experiencia diferente al leer el libro.

Hay que remarcar que en este tipo de libros el escritor también diseña y piensa, el diseño no pasa a estar en segundo plano que se deja para cuando el libro se terminó de escribir, el diseño es un elemento clave en esta pieza y el que lo escribe piensa en el diseño y el texto a la vez, es un todo que no se puede separar en partes. La tipográfia también se vuelve un elemento fundamental ya que no solo se usa para transmitir un mensaje, si no que también para generar atmósfera. Por ejemplo, en algunas páginas solo nos encontraremos con una o dos palabras o una frase corta.

Existen ejemplo más extremos de este tipo de libros como Vida y opiniones del caballero Tristan Shandy por Visual Editions. En el que la tipografía se vuelve completamente ilegible. En este caso el libro se convierte en un objeto visual.