El libro es uno de los medios de comunicación más viejos de la historia, y continua vigente hasta hoy en día.
Para mí un libro es un objeto a explorar, es inevitable no examinar cada una de sus partes al entrar en contacto con él. Un libro siempre nos comunica más allá de su contenido, el paso del tiempo también nos habla y nos cuenta una historia paralela. Lo que nos genera desde la materialidad, su olor, el color amarillento de sus hojas y las diversas texturas que pueda llegar a tener. El libro siempre nos está remitiendo a algo o alguien que ya paso y dejo su huella en él, ya sea desde algo subrayado, una nota, una frase, una mancha, un perfume, o una hoja arrancada, los libros siempre son portadores de mensajes.
Aunque se traten de dos libros que cuenten exactamente el mismo relato, cada libro nos va a contar una historia distinta, nos va a generar y llevar a diferentes lugares. Puede incluso que encontremos algo guardado en él, que nos haga viajar en el tiempo, nos lleve algún lugar, nos lleve hacia una persona o nos traiga algún recuerdo.
Cuando manipulamos un libro no solo leemos el relato impreso, sino que también descubrimos su historia.