Dos sentidos que se complementan (vista y oído) y que provocan sensaciones o evocan emociones.
Eso son el diseño gráfico y la música, ambas con similitudes, o bien, características en común y gracias a las cuales pueden expresarse y reinventarse a sí mismas.
Vivimos en una época en donde el mundo digital con soportes cada vez más chicos, livianos y fáciles de transportar fueron reemplazando los discos y vinilos dejándolos sólo como un recuerdo de los viejos tiempos.
Con motivo de este trabajo que estamos empezando me parece interesante recordar los días en los que las portadas de discos eran la única ventana a la música, convirtiendo al diseño en un vehículo para llegar a su público; pero al mismo tiempo, reflexionar sobre cómo estas dos áreas se siguen complementando y potenciando aunque sea en otro formato.
Remontándonos a los inicios encontramos que antes los discos tenían un cartón que simplemente indicaba cuál era el artista y cuáles eran los temas que incluía. Hasta que apareció en escena Alex Steinweiss, un director de arte y diseñador en Columbia Records que pensó, en 1939, que podía hacer las cosas de otra manera y se le ocurrió agregarle colores y arte a los envoltorios en donde venía la música de los artistas.
Luego vino el LP, un formato con el que se creó una posi
bilidad más amplia que permitía jugar mucho más con el diseño y no sólo con la portada, si no que se le incluyeron elementos de diseño en el disco como tal y en las piezas que traía internamente. Así es como fueron creadas pequeñas reliquias de arte que inclusive se intentó imitar de manera digital con iniciativas como Itunes LP, un intento de Apple para reproducir la experiencia que generaban estos discos.
Realmente, creo que esa pudo ser la época más interesante del diseño en los discos, sobre todo por la cantidad de piezas que podían diseñar: portada, contraportada, disco, libro interno y cualquier cosa que pudieran imaginar como valor agregado al producto final, y a la experiencia del usuario, que ahora iba más allá de escuchar la música haciéndola llegar con más fuerza y multiplicando el sentimiento.
Por más que ya no sea necesario comprar discos para escuchar música y puede que nos perdamos en cierta parte de esta posibilidad de conexión entre el ver y escuchar, actualmente existen otros formatos que potencian las sensaciones del sonido tal como las piezas audiovisuales que la acompañan.
Les dejo dos videos que se me vinieron a la cabeza mientras escribía el post y me parecieron interesantes en este aspecto. Que los disfruten!