“La Poderosa” fue el nombre con el que Ernesto “Che” Guevara y su amigo Alberto Granado bautizaron a la moto que los llevaría de viaje por la inquietante Latinoamérica en el año 1952. La revista “reivindica la cultura villera” según la definición de los gestores que son vecinos de diversos barrios marginados del país y fue bautizada como La Garganta Poderosa. La idea es que viaje, que llegue, haga escuela y vuelva a partir, ganando nuevos lectores a quienes le cuentan todo aquello relacionado con el universo marginal que los medios hegemónicos no dicen, empezando por la cultura solidaria que allí se moviliza. Ellos explican que prefieren el anonimato colectivo al estrellado singular de sus periodistas.
El consejo editor de la revista, según consta en la primera página, la integran “todos los vecinos de todas las asambleas de todos los barrios de La Poderosa de América Latina”. Reconociendo como redactor jefe a Rodolfo Walsh y entre sus colaboradores a Mariano Ferreyra, Hugo Chávez, Padre Mujica, 30 mil compañeros detenidos desaparecidos, Julio Cortázar entre otros.
La Garganta es una cooperativa de trabajo de La Poderosa (www.lapoderosa.org.ar), una fuerza social complementaria a las propuestas partidarias populares, que se construye desde las villas, buscando transformar la realidad, a través de la organización y la unión vecinal -con asambleas barriales, trabajo colectivo, actividades de educación popular y generación de cooperativas de trabajo- para actuar sobre las problemáticas de los barrios y caminar hacia una sociedad justa e igualitaria. El nacimiento se da a cabo en este marco, de la impotencia y la indignación de quienes se sentían marginados y estigmatizados, y de la idea de construir algo por fuera de esos mensajes que cotidianamente se encargan de contar lo malo que hay en las villas.
Desarrollada en las asambleas de los barrios más humildes, la publicación marcó un quiebre con la comunicación tradicional y se levantó como una herramienta valiosa, capaz de batallar contra estos estereotipos, que se traducen en impedimentos bien concretos, cuando por ejemplo un habitante de la villa inicia una búsqueda laboral.
Un acontecimiento importante fue la sanción de la ley audiovisual, fue la oportunidad para aquellos que desde hace años venían luchando por un lugar en el concentrado mapa de medios argentinos. Después vino el esfuerzo puntual de articular el trabajo colectivo, y anónimo, de todos aquellos que quisieron enfrentar a quienes, desde los grandes medios, a menudo promueven lo negativo de las villas.
La producción y distribución mensual de la revista se da a cabo por vecinos de las villas, elegidos en asambleas barriales. No existe un apoyo económico de ningún partido político, empresa ni marca comercial, ya que apuestan a la transparencia. Además no permiten que nadie trabaje por fuera del anonimato, ya que la idea es que nadie se beneficie en forma personal con su trabajo de ideal colectivo. Los redactores son los únicos que firman con nombre propio sus notas y son elegidos en las asambleas barriales.
Muchos personajes populares participan y son elegidos para las tapas. Algunos de los convocados fueron José Mujica, Dilma Rousseff, Juan Riquelme, Tévez (con un pañuelo en su cabeza de las Madres de Plaza de Mayo), Messi, León Gieco, Charly García, Francella, Carlos Solari, y muchos personajes que reivindicaron la cultura villera.