María CabreraEstamos viviendo una era digital en la que todo se caracteriza por su rapidez. La tecnología nos resuelve todo de manera inmediata y casi automática. “No hay tiempo” para dedicarse a las cosas. Todo se vuelve mas efímero, incluyendo a la reproducción de la música. Ponemos la canción que queremos escuchar en el momento y cuando nos cansa, la sacamos. Tenemos tanta variedad guardada en nuestros dispositivos que, cuando escuchamos una canción, ya queremos estar escuchando otra.
Sin embargo, hoy en día, los artistas nacio
nales e internacionales se ven beneficiados gracias al internet, plataforma que les permite atravesar fronteras y llegar a todo el mundo con sus temas, lo que, sin lugar a dudas, favorece al desarrollo de la industria musical. Este almacenamiento de música, tanto como las plataformas para reproducción musical, (Spotify ya supera los 100 millones de usuarios) fueron un gran avance y son utilizadas por gran parte de la población. La posibilidad de tener infinitas canciones en una computadora o un smartphone, es sin duda, una de las grandes ventajas que trae consigo el avance tecnológico y la digitalización de la música.
Pero, por otro lado, se 
podría decir que se perdió la magia, el ritual de sentarse a escuchar música, de pasar un momento acompañado por la música. La mística de escuchar un vinilo es única. Hoy por hoy, al salir una nueva canción, nos enteramos enseguida y con tan solo un click ya podemos escucharla. Con el vinilo, un click no es suficiente. Se requiere de cuidado, delicadeza. Se necesita primero pensar que canción quiero escuchar, por qué. Recordar de que álbum era, posiblemente lo asocie con la gráfica de la tapa. Buscarlo, encontrarlo. Sacar con cuidado el disco, capaz soplarlo un poco. Ponerlo en la bandeja, apoyar la púa, y empezamos a escuchar.
Es inevitable no caer en el uso de las aplicaciones de estos tiempos, que bajo mi punto de vista, además del amplio contenido musical son de una practicidad incomparable y nos permiten escuchar música estemos donde estemos y en cualquier momento (mientras hacemos deporte, de fondo mientras estudiamos, etc). Sin embargo, no nos olvidemos de tomarnos un tiempo, de sentarnos y escuchar. De encontrar (o crear) el momento del día para simplemente disfrutar de la música.