Al escuchar la palabra “libro” todos recibimos la imagen mental de ese soporte físico de la palabra escrita formado por un conjunto de hojas de papel envuelto o protegido por tapas. Inmediatamente nos podemos imaginar leyendo su contenido.
Personalmente disfruto y valoro tener un libro en mis manos, con los años desarrollé un gran respeto por su historia y por lo todo lo que representa en nuestra historia. Los libros expresan, enseñan, comunican, transmiten ideas, sentimientos, pensamientos, trascienden. Leer un libro es una experiencia única, es una de las pocas acciones que me hacen sentir que el tiempo se detiene. Naturalizamos al libro y a su lectura, pero ¿qué sucede si nos enfrentamos a un libro diferente a lo que concebimos como tal?
No todos los libros nacieron para ser leídos, algunos simplemente nos invitan a fascinarnos con una propuesta artística, a integrar todos nuestros sentidos.
Son los llamados libros de artista.
Un libro de artista es único, es expresión pura que resulta en una obra de arte. El libro aborda una escritura que ya no es literaria, es plástica. Haciendo uso de una o varias técnicas, juega con la disposición de los elementos, incluye nuevos materiales, técnicas, formatos y un interés diferente por el libro. Ofrece infinitas posibilidades combinatorias de técnicas artísticas. Todas estas múltiples combinaciones proporcionan un sentido lúdico y participativo a la obra, ya que el libro de artista se puede ver, tocar, oler, hojear, manipular y sentir. Permite una gran libertad de creación. Las competencias del artista convierten al libro en un medio de conjunción interdisciplinaria y por lo tanto podemos pensar a estos libros como un nuevo género artístico.
Los libros de artista invitan a vivir una experiencia, apelan a nuestros sentidos. Algunas obras son juegos visuales o táctiles y otras soporte para difusión de ideas y manifiestos. Entre los precursores inmediatos de los libros de artista podemos mencionar a los futuristas italianos, los dadaístas y los constructivistas rusos, todos ellos vinculados a la ruptura del texto y de la página tradicional.
Si pensamos al libro como manifestación artística nos vemos tentados en romper con lo tradicional, con las estructuras y dejar que el concepto sea el protagonista. Lo demás quedará en la libre interpretación de quien participe de esa experiencia.
- Libro de artista original Manteniendo una estructura formal semejante a algunos de los soportes tradicionales literarios, el artista realiza una obra plástica única.
- Libro Objeto La obra se realiza con vocación tridimensional, contemplándose como una totalidad en su forma. Generalmente no tiene la posibilidad de ser hojeado, renunciando el artista a una mayor capacidad transmisora de información y al factor temporal y participativo, en beneficio de potenciar la imagen tridimensional o escultórica.
- Libro-montaje Las obras situadas en un espacio que actúan sobre el mismo o que sus dimensiones tridimensionales sobrepasan el formato tradicional del libro, condicionando al espectador en su relación con el entorno.
- Libro reciclado Partiendo de un libro de edición normalizada, el artista manipula este libro hasta convertirlo en una obra de su autoría.