¿Qué es la ciudad? Es una energía (algo que nunca se detiene) donde se produce una aceleración de los sentidos. Suena una orquesta de ruidos naturalizados por todos los habitantes de la ciudad como los motores de los autos, los pasos de los peatones, las bocinas, las barreras del tren, etc. Distractores auditivos con los que convivimos.
¿Qué es la vista? La vista es uno de los sentidos que nos permite analizar la información que recibimos del exterior, reconocer visualmente quienes son nuestros seres queridos y quienes personas extrañas, diferenciar los colores, atraparnos por los diferentes estímulos que recibimos del mundo externo como por ejemplo, carteles luminosos, publicidades que transmiten los medios de comunicación, la belleza natural, etc.
Con todos los estímulos visuales que recibimos continuamente dentro del contexto en el cual vivimos, la ciudad, se producen diferentes sensaciones en las cuales podemos sentir, ansiedad, placer, displacer, disgusto, etc. Los diferentes estímulos rompen la estética del paisaje o la zona en la que transitamos, esto se da a través de la acumulación de las fuentes de información, la transmisión de propagandas, los ambientes históricos, la excesiva iluminación comercial, etc. En resumen, todos estos distractores se tratan de la contaminación visual que experimentamos todas las personas al exponernos al mundo circundante que nos rodea.
En el desarrollo del artículo me gustaría hacer una crítica acerca de la cantidad de carteles luminosos que nos invaden visualmente en dos ubicaciones céntricas diferentes por un lado, en la Av. Cabildo y Juramento y por el otro, en la Av. 9 de julio y Av. Corrientes.
La primera ubicación (Av. Cabildo y Juramento) es una parte del barrio Belgrano donde transitan millones de personas, por ser una zona que propicia el consumo constante, ya que ofrece negocios de indumentaria, restaurantes, negocios de comida rápida, librerías, kioscos, farmacias, galerías, etc. No solo nos ofrece todos estos comercios de consumo sino que también transitan diferentes medios de transportes constantemente por esta zona, ya sea autos, motos, camiones, colectivos, subtes y también, la superpoblación de peatones.
Debido a la acumulación de tanta oferta comercial, ¿Tenemos tiempo para ver todos los carteles luminosos?
Nosotros ya estamos acostumbrados a ver este tipo de carteles luminosos, como también la televisión, las pantallas de cine, etc. Pero el exceso de estímulos visuales como ser poner cuatro carteles separados como si fueran una caja muy brillante, pero más que una publicidad o atracción al consumismo provoca una obstrucción visual que distrae conductor que debiera estar atento ante otros estímulos referidos al tránsito y no al exceso de información.
Algunas personas opinan que: “No encandilan ni molestan. Es más, le dan un color distinto al paisaje”, opinó Rodrigo Velásquez, un taxista de 39 años, de Parque Chacabuco, que desde hace más de diez años recorre la ciudad con su taxi. “A mí me parecen una contaminación visual espeluznante. Belgrano era un barrio con una buena estética, y se reflejaba precisamente en esta esquina. Ahora es un cambalache de colores y formas”, sentenció Elvira Ibargüen, de 72 años, en Cabildo y Juramento. ( http://www.clarin.com/capital_federal/Polemica-cartel-luminoso-Cordoba-Gascon_0_488951289.html)
En la segunda ubicación, Av. 9 de julio y Av. Corrientes, de a poco los seres humanos continuamos estropeando la belleza natural de la cultura de Bs. As. Realizando nuevas construcciones modernas que invaden a los edificios clásicos, antiguos e históricos como si fueran una sombra.
A continuación expongo un caso polémico transcurrido en el año 2010 sobre un cartel LED ubicado frente al Obelisco, donde se transmitió el último partido del seleccionado argentino en el Mundial del 2010. Un juez en lo contencioso administrativo y tributario de la ciudad, Roberto Gallardo, dispuso que se retirara la pantalla gigante por considerarla riesgosa. Sostuvo que, ante un eventual incendio del cartel, no se podría garantizar una efectiva tarea de rescate en el edificio en el que está apoyado. No solo criticó porque invade y obstruye con su llamativo tamaño y colores las calles de Buenos Aires sino también por ser un distractor para la conducción modificando su tiempo de reacción, ya que el conductor no puede resistir el observar estímulo visual.