Siete años después de la primera reunión del grupo dadaísta en el Cabaret Voltaire de Zurich, Kurt Schwitters (1887-1948) crearía uno de los grandes hitos editoriales vanguardistas. Desde 1923 y a lo largo de casi una década, la revista Merz se erigiría como el medio de manifestación del dadaísmo alemán desde una óptica crítica y de replanteo de sus manifiestos originales.
MERZ 11, Hannover, noviembre 1924
Su nombre, en sintonía con el origen del nombre Dadá, que según Tzara no significa nada, tampoco tenía un sentido unívoco ni ideológico: según su creador, no era más que la segunda sílaba de la palabra Comerz, mientras que su significado parecía responder a una diversidad de etimologías: Herz (corazón), Schmerz (dolor) o Scherz (broma o chiste) e incluso evocando el verbo ausmerzen (extinguir, exterminar) como proceso de purificación.
Como artista multifacético, Schwitters procuró generar una publicación ecléctica, sin frecuencia de salida fija, con números temáticos y con la participación de una multiplicidad de artistas vanguardistas de su época, como Van Doesgurg, Arp y Tzara, que a través de textos estructurados en su mayoría como manifiestos (tan en boga en el contexto de principios del siglo XX) expresaban una toma de posición crítica frente a la realidad de entreguerra. En el caso específico de Dadá, la crítica sería extrema, quizás como en ninguna otra vanguardia de la época, oficiando la publicación impresa de canal fundamental de comunicación y transmisión masiva y perdurable del mensaje. De este modo, la revista debe entenderse como elemento revolucionario y estéticamente enlazado a la producción general del movimiento (en el caso de Schwitters, este ítem es aún más fuerte, dado que el artista desarrolla su noción de Merz en diferentes ámbitos, como el Merzbild o producción pictórica que introduce en la obra objetos cotidianos por primera vez, o la Merzbau, que refiere a complejas construcciones que incorporaban el factor espacial y temporal al proyecto y que iban mucho más allá de la noción clásica de arquitectura).
MERZ 14/15, Hannover, 1925
MERZ 20, Hannover, 1927
MERZ 24, Hannover, 1932 (la tipografía es de Jan Tschichold)
Pero por otra parte, también debe destacarse la calidad estética y el carácter rupturista de la propuesta editorial, lo que convertiría a Merz en una revista de culto que influenciaría a muchas publicaciones posteriores. En este sentido podría hablarse de la revista como obra de arte en sí misma, dado que conjuga una novedosa y exquisita propuesta tipográfica, que, según puede observarse en las imágenes, tiene un carácter ecléctico. A ello hay que agregarle el carácter fuertemente rupturista y original de su propio autor que, como ya se ha especificado, integra su propuesta editorial dentro de un todo artístico integral (Merz-Merzbild-Merzbau) que lo vuelve un campo más de aplicación de un ambicioso planteo. Schwitters, al fin y al cabo, era un artista polifacético cuya creatividad lo llevó a plantearse la abolición de los límites entre los géneros artísticos. Y esta tríada Merz-Merzbilf-Merzbau, no hace más que dar cuenta de esta difuminación de los límites entre las diversas manifestaciones artísticas que, en Schwitters, dialogan y se interrelacionan en una propuesta original que actúa como parte de un mismo sistema.