Estudiantes y obreros se movilizaron ante las medidas del presidente de Gaulle, que en 1967, cuando los años dorados del capitalismo tras la Segunda Guerra Mundial comenzaban a desmoronarse, decretó reformas contra los trabajadores y un plan que dificultaba el acceso a la universidad a grandes sectores y entorpecía las actividades políticas.
La agitación comenzó en la Universidad de Nanterre, en un barrio obrero con una gran parte de la población de origen inmigrante. Una protesta contra la guerra del Vietnam fue el detonante. Mayo del 68 provocó una nueva reforma universitaria y empezó a forjar una sociedad más abierta, tolerante e igualitaria, en el seno de las familias, en la educación y en la vida social. Acunó muchas causas diferentes como el ecologismo, la libertad sexual, la educación igualitaria o el feminismo y todas fueron impulsadas como nunca antes. El mayo francés no cambió el poder ni el sistema, pero transformó ideas y valores morales.
Lemas y carteles
Los carteles se apoderaron de las paredes de la ciudad, con frases y lemas con fuertes consignas ideológicas, creativas e informativas; se valieron de ellos para hablar sin filtros hacia la población, ya que los medios hegemónicos en su compromiso con el sistema capitalista manipulaban y desinformaban, siendo inviables para su expresión. El cartel era el medio perfecto: palabra, imagen e impacto, además de ser un canal directo. Eran sus armas para la lucha. En las barricadas, en las paredes de calles, fábricas y en las manifestaciones se podían leer los mensajes de estas obras que se convertirían en imágenes gráficas emblemáticas asociadas a las luchas sociales y políticas.
Fueron realizados de forma anónima y colectiva en el Taller Popular de la Escuela de Bellas Artes, en la Escuela de Artes Decorativas, en las distintas Facultades o en las agrupaciones de barrio, ocupadas por profesores, estudiantes y trabajadores. Sólo los talleres de la Escuela de Bellas Artes editaron alrededor de 500.000 carteles con unos 400 motivos diferentes, realizados con técnicas básicas de gráfica: serigrafía, litografía y stencil. Muchos artistas participaron en los diseños en apoyo al movimiento, convencidos de que el arte debe ser un acto político comprometido con la sociedad, además de participar activamente en debates sobre este rol, su misión y capacidad transformadora.
La importancia de estos afiches reside en su sencillez y síntesis gráfica, sus formas desprolijas e irregulares que reflejan la urgencia política de su realización y aportan una potencia expresiva única. La sociedad se reivindicaba y reinventaba, haciendo del trabajo colectivo una herramienta de empoderamiento y de llegada directa al resto de la población, eliminando la barrera entre creador y espectador. Sus consignas aún hoy se reproducen y siguen vivas en las manifestaciones populares. ¡La lucha continúa!