Como diseñadores gráficos (o estudiantes), a diario nos encontramos con comentarios que desvalorizan la importancia de nuestra tarea, ciertos cursos que pretenden convertirte en un profesional del diseño en dos o tres meses, o incluso “cursos completos de diseño gráfico” en un video de tres horas en YouTube. Sin embargo, el rol del diseñador gráfico en la sociedad resulta ser más importante de lo que muchos imaginan, y si no crees que es así, intenta caminar un par de cuadras por el centro de una ciudad sin encontrar al menos una cosa en la que un diseñador haya intervenido, o simplemente abrí la puerta de la heladera o alacena de tu casa y fijate si con los dedos de la mano alcanza para contar todos los elementos que un diseñador puede haber creado. Difícil, ¿no?
“El diseño transforma la sociedad todos los días. No podemos pasar ni siquiera unos segundos sin tener contacto con algo que haya sido creado por un diseñador” Annie Atkins
En 1960, Paul Rand (principal responsable de traducir el modernismo europeo a un vocabulario estadounidense) junto con su esposa Ann, escribieron un ensayo en el cual critica la mala calidad de la publicidad y plantea la relación que debe mantener el diseñador con su entorno, y la importancia de la misma. Sostiene que cuando el diseñador industrial diseña un producto, no solo se arriesgan millones de dólares de la industria sino también los empleos de las personas que participan de la fabricación del producto. Incluso el artista gráfico, puesto que “vende” un producto, colabora para mantener los puestos de trabajo como también las ganancias. Dadas estas circunstancias, se torna una cuestión de responsabilidad social que el artista comercial comprenda claramente qué es lo que hace y por qué.
El diseñador gráfico entonces, en el caso comercial, se ve obligado a comunicar una idea de la forma más clara y auténtica en razón al producto a publicitar: Vender, ¿es esta la única responsabilidad del mismo?
Es el caso de la señalética, por ejemplo, donde el papel del diseñador parece ser imperceptible. Nadie se pregunta de dónde salen las señales de tránsito que encontramos en las calles, y lo último que imaginan es que detrás de ellas hubo un diseñador pensando por horas una propuesta tipográfica, el análisis del espacio de letra/distancia/velocidad, la administración de planos informativos, la resolución cromática y demás factores para favorecer la lectura y orientación del usuario.
Tal es el caso de Harry Beck, quien diseño el famoso mapa del metro de Londres. Éste es un trozo de papel que no alcanza las dimensiones de una A4 y sirve para que millones de personas sean capaces de moverse por una ciudad que desconocen o que, conociéndola, no saben cómo acceder a un punto determinado. Su gran visión consistió en obviar las relaciones de distancia reales entre las estaciones y la utilización identificativa del color para los ramales, creando así el diseño de un mapa estéticamente bello. Pero sobre todas las cosas ha creado un modelo que se ha imitado en otras ciudades del mundo creando un estilo gráfico “internacional” que resuelve problemas reales. Eso es parte del papel que el diseño tiene en la sociedad.
De ésta forma, el diseño gráfico resulta casi indispensable para la vida diaria actual, eliminando la idea de que la profesión del diseñador gráfico surge meramente como necesidad consumista y capitalista, el caso antes mencionado responde a una necesidad básica de comunicación.
“Sin el diseño no podríamos manejarnos por una ciudad (señalética) o poner en marcha una lavadora (pictogramas). Es también, la principal herramienta de comunicación no oral, gracias a los libros y a internet (diseño editorial y digital). Tampoco podrías diferenciar un producto de otro, porque el diseño (identidad visual) nos permite crear unos signos reconocibles. Por otro lado, tampoco podríamos utilizar máquinas o tecnología (diseño de interacción), ni podríamos montar un mueble de Ikea (infografías)” Pablo Rubio