TRANSFORMACIÓN EN LOS CÓMICS

Conocida como letra de cómic, esta tipografía es reconocida como tal desde hace más de medio siglo.

Su origen se remonta a los años de 1940. En esos momentos los cómics comenzaron a ganar popularidad y el proceso de producción pasó de ser principalmente artesanal y personal a desarrollarse en serie y de forma que abarcara otras disciplinas.

En los años 60 o 70, cada artista dejaba su huella en forma de trazos característicos en algunas letras, los artistas tenían que escribir ellos mismos los cuadros de diálogo, letra por letra. Un primer rasgo característico es que los cómics se escriben siempre en mayúsculas. La razón para ello es simplemente práctica, ya que la calidad de impresión que había antiguamente era terrible, e imprimir en mayúsculas mejoraba la legibilidad.

Actualmente la impresión de los cómics se hacen en papel satinado porque cuenta con una definición estupenda, pero el papel de principios del siglo XX era grueso y burdo, y las técnicas de impresión eran también muy limitadas. Aparte de usar mayúsculas, el uso de los adornos en las puntas o esos remates que llevan algunas letras en determinadas tipografías conocidos como SERIFAS, se temía que acabara con borrones en texto.

En cuanto a los trazos, la mayor parte de artistas que definieron la forma de los textos como Artie Simek o Sam Rosen empleaban guías para definir el interletrado o la altura de las letras. El uso de estas reglas especiales como la de Alvin Ames ayudó a que los caracteres adquirieran gran parte del aspecto que conocemos hoy.La otra mitad de ese aspecto se lo debemos a las plumillas empleadas por los artistas para escribir el texto original. Esas plumillas tendían a generar caracteres curvados y con el trazo regular. La estandarización también ayudaba a que, si otro artista tenía que modificar o añadir algo, el estilo de letra fuera consistente.

Con la llegada de las tecnologías digitales, muchas editoriales comenzaron a probar con diferentes tipografías, pero los resultados no eran buenos. Incluso se da el caso de clásicos como The Killing Joke en los que el artista (Richard Starkings) se negó a utilizar tipografías más allá de la suya propia.
En la actualidad se combinan decenas de tipos diferentes en un mismo cómic para lograr que siga teniendo personalidad.