No se si notaron, que es habitual que cuando estudiamos la historia de la comunicación visual y se hace referencia a las personas que han marcado hitos para el desarrollo del diseño moderno y específicamente el tipográfico, abundan los nombres masculinos, pero escuchar de mujeres en un rol protagónico, es una rareza.
Entonces me surgió la duda. Y las mujeres? Qué rol jugaron para el diseño tipográfico? Formaban parte en las imprentas de la era de los tipos móviles? Diseñaron tipos móviles o eran editoras? Con el advenimiento de nuevas tecnologías para la impresión, hubo mujeres destacadas? O estaban ahí, simplemente reemplazadas por seudónimos masculinos o invisibilizadas por quienes contaron la historia.
En esta búsqueda, voy a explorar el vinculo entre las mujeres y la tipografía, guiada por un articulo muy detallado de Raquel Pelta.
En el principio…
Empecemos allá lejos, en el 1476 hay registro de un convento, el San Jacopo di Ripoli en Florencia, Italia. En él, las monjas trabajan componiendo e imprimiendo obras.
Siguiendo en Europa, hay ejemplos de mujeres que se han encargado de componer o publicar impresos, habitualmente desde el papel de esposas (si, firmaban literalmente como esposa de “…”) o de tomar las riendas de la imprenta familiar luego de la muerte de un padre o esposo.
En 1484, tenemos a Anna Rügerin en Alemania, la primera mujer en agregar su nombre al colofón de un libro impreso, como su impresora.
En lo que se refiere a España hay una recopilación muy detallada de la Biblioteca nacional de España, relatando la labor de mujeres impresoras del S. XVI al XIX http://www.bne.es/es/Micrositios/Guias/MujeresImpresoras/index.html
Pero en líneas generales hasta el siglo XVII el papel de la mujer seguirá relegado a un segundo lugar y como una excepción.
Entrando al siglo XIX, de la mano de los nacientes movimientos feministas en Estados Unidos y Gran Bretaña, se comienza a visibilizar con más fuerza la presencia femenina en el mundo de la imprenta.
En Inglaterra nace la” Sociedad para la promoción del empleo de la mujer” en 1859, una iniciativa para fomentar la formación de mujeres en profesiones en las cuales habían sido excluidas.
Es así como en 1860 hace su aparición la Victoria Press, fundada por Emily Faithfull en 1860. La cual estaba integrada por mujeres que habían aprendido el oficio de cajistas. La iniciativa se encontró con la oposición del sindicato de impresores que argumentaron razones de moralidad y la imprenta sufrió sabotajes. No obstante, continuó en activo durante veinte años, produciendo un trabajo sólido que se concretó en los treinta y cinco volúmenes de la publicación Victoria Magazine, dedicada a defender los derechos de las mujeres. Emily recibió el titulo de Impresora y Editora de su majestad, la reina, en honor a quien nombró la prensa.
También hay casos de prensas más pequeñas creadas por escritoras e intelectuales de la época, como Virginia Woolf o Elizabeth Yeats.
Ahora bien, en Norteamérica, la situación para las mujeres fue relativamente más favorable.
Primero tenemos a Elizabeth Harris Glover, quien fundó en 1639 la primera imprenta de Norteamérica, la Cambridge Press.
En Filadelfia, se destacó Lydia R. Bailey, dirigiendo una de las mayores imprentas de la ciudad y formó a muchos que luego serían importantes impresores.
A Amelia Jenks Bloomer, quien en 1853 fundó la publicación Lily: A Ladie’s Journal Devoted to Temperance and Literature. Destacada por su contribución a la reforma del vestido para mujeres (reemplazando los corsets y faldas largas, por vestimentas menos ajustadas y más prácticas). Y por su intento de contratar una aprendiza, tras el cual debió enfrentarse a una huelga contra su publicación por parte de los impresores, pero al final terminó contratando a tres mujeres tipógrafas.
Y a la sindicalista, periodista y tipógrafa Augusta Lewis Troup, quién creó la “Unión tipográfica de mujeres” en 1868, y en 1870 fue elegida como secretaría de la Unión tipográfica Internacional, la primera mujer con un puesto directivo dentro de un sindicato nacional.
Más allá de estos casos exitosos, había limitaciones en el proceso de aprendizaje para las futuras tipógrafas. Aquellas que no procedían de una familia de impresores, se les negaba el ingreso como aprendices a los talleres y cuando lo hacían, era en condiciones de desigualdad (durante tiempos más cortos que los hombres y sin compensaciones económicas). Lo que resultaba en un formación pobre, para las necesidades de saberes y versatilidad que requería el oficio de las imprentas de la época.
Sumado a las trabas en su formación, se recomendaba que una mujer al contraer matrimonio, dejara su empleo. Otra de las excusas para excluirlas de la profesión tipográfica fue la de los peligros para su salud: exposición a productos tóxicos y materiales pesados. Y por otra parte, las que en algún momento destacaron por su labor, fueron contempladas con prejuicios y acusadas de masculinidad.
Siglo xx y nuevas tecnologías
Con el comienzo de siglo XX, y la incorporación de la linotipia simplificando significativamente el proceso de composición, las oportunidades laborales para laborales para las mujeres aumentaban.
En Alemania, se puede destacar a Elizabeth Friedlander, de origen judío y nacida en Berlín. Tras estudiar arte en la Berlin Academy, comenzó a trabajar como diseñadora gráfica para revista de moda Die Dame (publicada desde 1912 y hasta 1937 en Berlín), principalmente en el diseño de títulos y composición.
A finales de la década de los 1930 la Bauersche Giesserei de Frankfurt am Main, le encargó el diseño de una tipografía, algo poco habitual, en aquel momento, para una mujer. Su “Elizabeth” se cortó en 1938 cuando ella ya había abandonado Alemania huyendo de la persecución nazi. Tras la Segunda Guerra Mundial, diseñó elementos ornamentales para Lynotype y Monotype. Así, para esta última empresa diseñó los Friedlander Borders.
Una de las figuras principales en la historia femenina de la tipografía es la alemana Gudrun Zapf von Hesse nacida en 1918 y con 100 año en la actualidad. Artista, diseñadora, calígrafa, encuadernadora, es una de las pocas mujeres cuyos tipos son conocidos internacionalmente. Comenzó su aprendizaje con Otto Dorfner en Weimar y tras su graduación comenzó a trabajar en Berlín, donde estudió rotulación con Johanness Boehland. En 1946 abrió un estudio de encuadernación en Frankfurt am Main, donde trabajó hasta 1955. Por lo que se refiere a la tipografía, en 1948 la fundición D. Stempel le encargó el diseño de un tipo, que en 1951 se fundió en plomo: la Diotima Roman. A esta siguieron la Ariadna y la Smaragd. Después vendría la Shakespeare Roman, que comenzó a emplearse en 1968 como tipo exclusivo de Hallmark Cards Inc. Además de éstas, podemos citar las tipografías URW Alcuin, Carmina y Colombine LT. En 1991 recibió el premio Frederic W. Goudy del Rochester Institute of Technology.
Es de gran importancia mencionar a Beatrice Warde (1900-1969), una de las primeras teóricas en lo que refiere a la tipografía. A lo largo de su vida, impartió numerosas conferencias y realizó un buen número de investigaciones. Entre ellas, destacan sus indagaciones sobre el papel de las mujeres impresoras en el Renacimiento. En 1926 tuvo la oportunidad de colaborar como freelance escribiendo para The Fleuron: A Journal of Typography. Con una visión poco partidaria de las aportaciones de las vanguardias, a ella se deben algunos de los textos más influyentes de la historia de la tipografía como «The Crystal Goblet, or Printing Should Be Invisible», publicado en 1932, donde proponía una elaborada metáfora sobre la claridad de los tipos.
Segunda mitad del siglo XX y el ordenador
Entrando a las segunda mitad del siglo XX y con el paso de la linotipia al ordenador, supuso toda una revolución para el rublo y democratizando aun más las posibilidades de desarrollos en tipografía por parte de mujeres.
Algunos nombres a mencionar son el de la tipografa estadounidense Kris Holmes, quién diseño más de 90 fuentes tipográficas, incluyendo Leviathan (1979), Shannon (con Janice Prescott, 1982), Baskerville (Revival, 1982), Caslon (Revival, 1982), ITC Isadora (1983), Sierra (1983), Lucida (with Charles Bigelow, 1985), Galileo (1987), Apple New York (1991), Apple Monaco (1991), Apple Chancery (1994) and Kolibri (1994).
Rosemary Sassoon, nacida en Gran Bretaña en 1931. A comienzos de los años ochenta publica libros sobre aprendizaje de la caligrafía e inicia sus investigaciones sobre la escritura en adultos que sufren alguna dificultad motriz y en niños. Es Doctora por la Universidad de Reading, y los resultados de esas investigaciones se concretarán en diversos libros y en el diseño, con Adrian Williams, de la tipografía Sassoon.
Judith Sutcliffe, también conocida como The Electric Typographer, oriunda de Iowa, Estados Unidos. Ha sido una artista autónoma desde 1968, en el rubro de pintura mural, diseño gráfico y diseño de tipos.
Cynthia Hollansworth Batty, miembro reconocida de ATypI, es otra diseñadora y calígrafa estadounidense. Nacida en 1956 en Washington, estudió en el California College of Arts and Crafts de Oakland. A mediados de los años 1980 creó AlphaOmega Typography con el objetivo de desarrollar y promover la creación de nuevos diseños tipográficos. En 1987 fundó Typeface Design Coalition para intentar proteger legalmente el diseño de tipos en los Estados Unidos. La lista de sus fuentes incluye la Vermeer, Hiroshige, ITC Tiepolo –descrita como una sans serif con serifs-, AGFA Wile Roman, Pompei Capitals, Sintetica, entre otras.
Carol Twombly nacida en 1959, una de las tipógrafas que alcanzaron una gran notoriedad durante los años 1990. Colaboró para Adobe Systems como diseñadora desde 1988. Allí trabajó con Sumner Stone con el objetivo de elevar la calidad del tipo digital, luchando por sacarlo de la pobreza que presentaba en sus inicios cuando no pasaba de ser un remedo de los tipos de plomo.
Son muchas las fuentes creadas por Twombly. Entre ellas, algunas muy populares como Trajan –una interpretación de la Columna Trajana-, Lithos –inspirada en una inscripción griega del siglo IV a. C., Carol le proporcionó algunos detalles particulares como sus modernos numerales romanos-, Charlemagne. Cabe destacar el inmenso trabajo realizado en la recuperación y diseño de tipos, a partir de los originales de William Caslon. El cual implico una ardua tarea de observación y comparación de múltiples ejemplares de estos tipos. Con el objetivo de realizar un alfabeto lo más parecido al que hubiera podido llevar a cabo el tipógrafo británico, le añadió símbolos que no existían en la época y completa una familia que consta con 22 fuentes.
Laurie Szujewska es otra reconocida diseñadora de tipos. Se graduó en diseño gráfico por la Yale School of Art, donde estudió con Paul Rand, Bradbury Thompson, Wolfgang Weingart, Armin Hoffmann y Edward Tufte. Fue directora de arte en la división tipográfica de Adobe y actualmente se encuentra al frente de shoe-yéf-skä design, una empresa especializada en diseño gráfico y tipografía para su uso en la educación y entretenimiento de los niños. Es autora de una tipografía caligráfica bautizada con el nombre de Giddyup.
Y por último en esta mención de diseñadoras destacables, Zuzana Licko, pionera en el desarrollo de fuentes digitales y cofundadora de la revista y fundidora Emigre. Ha diseñado fuentes tan conocidas como Modula (1985), Citizen (1986), Matrix (1986), Variex (1988, con Rudy VanderLans), Triplex (1989), Quartet (1992), Dogma (1994), Whirligig (1994), Filosofia (1996), Mrs Eaves (1996), Hypnopaedia (1997), Tarzana (1998) y Fairplex (2002), Puzzler (2005) y Mr Eaves Sans and Modern (2009), entre otras muchas.Sus primeros diseños fueron en forma de mapas de bits para que pudieran usarse con las impresoras matriciales, pero después comenzó a crear tipos para dispositivos de alta resolución.Son muchas las aportaciones de Licko, pero quizá una de las más celebradas y en relación con una cierta perspectiva feminista es su tipografía Mrs. Eaves, creada en 1996 como homenaje a la mujer de John Baskerville, Sarah Eaves (de soltera Ruston) que, tras la muerte de éste, dirigió la imprenta que él había fundado en Birmingham.
Luego de este recorrido, se hace evidente que si ha habido mujeres presentes y desarrollando papeles fundamentales para la actual práctica de la tipografía. Quizás el problema radica en lo planteado por la historiadora Cheryl Buckey, quién sostiene que “las intervenciones de las mujeres, en general y en el campo del diseño en particular, tanto en el pasado como en el presente, se ignoran de manera constante, de ahí que se hayan propuesto poner de relieve que este silencio no es accidental, sino la consecuencia de métodos historiográficos determinados”. Es decir, quizás se elige hacer mención de algunos, obviando y/o excluyendo a otros y otras de la historia.
fuente bibliográfica principal: “Mujeres y tipografía: un lugar en la historia”, por Raquel Peral, en la Revista temática de diseño: Monografica.org
http://www.monografica.org/04/Art%C3%ADculo/7942
http://infoshare1.princeton.edu/rbsc2/ga/unseenhands/
http://libweb2.princeton.edu/rbsc2/ga/unseenhands/printers/ripoli.html