Anónimas: el nombre de las mujeres en la historia de la tipografía

La historia la escriben los que ganan, es decir, hombres. Consecuentemente, la historia del arte y el diseño y, específicamente, la evolución de la tipografía, también está escrita por hombres y los nombres de las mujeres nunca parecieron ser de suficiente importancia a pesar de haber jugado roles muy importantes.

Linda Nochlin (1989) en el año 1971, publicó un artículo el cual tituló “¿Por qué no ha habido grandes artistas mujeres?” en donde explora los obstáculos institucionales, sociales y culturales que han impedido a las mujeres occidentales alcanzar el éxito en las artes. Hoy en día, en lo que refiere al campo del diseño, las investigaciones reinvidicando la presencia de la mujer son muy recientes y se encuentran en pleno proceso de desarrollo. Con relación a la tipografía, existe un gran vacío historiográfico. Me parece interesante traspolar la pregunta de Linda Nochlin al campo de la tipografía.

Como dijo Virginia Wolf “En la historia, Anónimo casi siempre ha sido una mujer”. ¿Quién hace que otra persona sea Anónima? ¿La ambición de un compañero poderoso?, ¿la intención selectiva de los historiadores oficiales?, ¿el desconocimiento de los demás?. Anónima es al fin y al cabo, hija de la misoginia y esposa del patriarcado.

En este post voy a nombrar a tres de muchas mujeres reconocidas en el ambito de la tipografía.

Charlotte Guillard

Si bien no fue la primera mujer impresora, fue la primera en tener una carrera significativamente conocida y de la cual se conoce su biografía. Trabajo para la famosa imprensa Soleil d’O desde 1502 hasta 1557 en el barrio Latino de Paris. Pudo utilizar su propio nombre durante sus dos periodos de viudedad.

Charlotte Guillard, Soleil d´Or

Emily Faithfull

Fue una activista por los derechos de las mujeres, editora e impresora, publicó en Victoria Press, su única novela Change upon Change en 1868. Victoria Press fue una imprenta fundada en 1860 en Londres por la propia Emily Faithfull, para procurar la formación a mujeres en oficios de los que se les había excluido; en este caso en la profesión de cajista, trabajo de composición tipográfica y manejo de las prensas.

Victoria Press

Elizabeth Friedlander

En 1927 recibió un curioso encargo de la “Bauer Type Foundry”: crear una nueva tipografía. Era una de las primeras mujeres que crearía su propio tipo de letra, aunque el modelo en cuestión, llamado “Elizabeth”, no vería la luz hasta 1936, el mismo año en que tuvo que abandonar Alemania. De hecho, como Friedländer era un apellido que se consideraba judío, no pudo usarlo como nombre de la nueva tipografía, como era la costumbre, y tuvo que bautizarla simplemente “Elizabeth”. 

Colección de la University College Cork, fotografía de Sam Moore
Diseño de portadas para Penguin Books. Colección de la University College Cork, fotografía de Sam Moore

Hoy en día podemos firmar con nuestros nombres y tenemos una gran prencia en el ámbito del diseño gráfico y la tipografía. Pero no debemos olvidar que hubieron mujeres que debieron permanecer durante mucho tiempo en el anonimato, mujeres que nunca podremos saber sus nombres, mujeres que su trabajo nunca fue reconocido y que, incluso hoy en día, debemos esforzarnos para conseguir información sobre ellas.

Referencias