Muchísimas marchas y protestas se dan cada día. No importa el lugar, siempre vemos distintos tipos de carteles. ¿Alguna vez los analizaste?
Fuí a mi primer movilización en el 2018, para el día de la mujer. Pude vivir la emoción, el compañerismo, la sororidad, la lucha, todo eso en carne propia. Había llevado algunos carteles que me descargué de internet, y recuerdo que teníamos que llevarlos en la mano porque no habiamos preparado ningún sostén para que sea más cómodo. Sin embargo, no queríamos dejar de tener un cartel, una frase, algo que represente nuestro pedido, nuestra lucha, el por qué estabamos allí.
He visto muchos. La mayoría estaban escritos a mano, con bronca, con furia. Una impronta de marcador, de brocha, una textura sucia, callejera, apurada. Creo yo, esta impronta le da la cuota de emotividad al discurso. No es una Helvética limpia: es el mensaje que soltamos como podemos, como nos sale.
Los diseñadorxs (y/o aspirantes a serlo) sabemos lo importante que es elegir una familia tipográfica al momento de tener que realizar una pieza. Se evalúan muchas cosas: el concepto de fondo, lo que quiero transmitir, la audiencia, etc. Claramente, esto es sumamente prioritario, cuando tenemos el tiempo de hacerlo, nos sentamos en nuestra computadora y nos tomamos un café mientras lo analizamos.
Ahora bien, cuando estamos en el tumulto de gente y con pocos recursos, solo nos importa una cosa: transmitir un mensaje de manera clara. Ahí, es donde tenemos que simplificar. Solo dos preguntas bastan: ¿qué quiero decir? ¿es legible? Si logre resolverlas, mi cartel ya esta listo. Podemos ver que la mayoría tienen una o dos tintas, y están escritos en mayúsculas. Las mayúsculas van a permitir mayor claridad, lo que significa mayor legibilidad, mayor tamaño. Por ende, vamos a aprovechar más la distancia.
En esa primera marcha a la que asistí, recuerdo que no tenía todavía mi pañuelo verde, entonces con mi amiga usamos un retazo de tela atado en la muñeca. Entiendo que hay una relación muy parecida que con la de los carteles: no importaba tanto el diseño, ni la prolijidad, sino que bastaba con el color verde, representativo de la campaña por el derecho al aborto legal. ¿O si importa el diseño de ese pañuelo?
Claro que importa. No quería dejar pasar la importancia de la tipografía en estos elementos, que funcionan como los símbolos más fieles para las campañas. Y la verdad es que el pañuelo sí esta diseñado, sí tiene un por qué, sí tiene una decisión detrás. Por ejemplo, pensemos en el pañuelo verde (aborto legal, seguro y gratuito) y el celeste (salvemos las dos vidas).
¿Utilizan fuentes muy distintas, no? Porque quieren llegar a su receptor por distintas vías. El pañuelo celeste, tiene una familia con una impronta mucho más manual, manuscrita, curva, “infantil” diría yo. Según mi opinión, buscan causar una respuesta emotiva en la gente (viendo también la relación con la imagen curva del vientre y el corazón), que incluya a los niñxs. En cambio, el pañuelo verde muestra una imagen mucho más seria, incluso nos damos cuenta con el mensaje: comienza con “Campaña Nacional Por el Derecho…” este es otro modo de relacionarse con el público. Ademas al tener más información, se opta por una tipografía que en un tamaño más pequeño, siga siendo clara y legible.
Con todo este análisis, nos damos cuenta cómo las familias tipográficas son utilizadas según el contexto, el target, la idea… pero siempre (o al menos en las protestas sociales), deben seguir a la función: comunicar un mensaje claro, rápido y legible.