La tipografía como una herramienta de inclusión.

A veces, en el mundo del diseño, romper las reglas es necesario. Si algo hay que tener en claro en los tiempos que corren es que no todas las realidades son iguales. Investigando un poco sobre diseño, tipografía e inclusión llegué a 3 proyectos que tienen un mismo objetivo: que el diseño sea algo accesible […]

A veces, en el mundo del diseño, romper las reglas es necesario.

Si algo hay que tener en claro en los tiempos que corren es que no todas las realidades son iguales. Investigando un poco sobre diseño, tipografía e inclusión llegué a 3 proyectos que tienen un mismo objetivo: que el diseño sea algo accesible para todes.

En cuestiones de salud llegué a 2 proyectos distintos: Dyslexie y Ready, dos tipografías creadas para ser inclusivas.

La Organización Mundial de la Salud define a la dislexia como un trastorno específico de la lectura cuya característica principal es la dificultad específica y significativa en el desarrollo de las habilidades para la lectura. Este trastorno afecta a un 5% de los niños de 7 a 9 años.

El diseñador gráfico Christian Boer recuerda su primer acercamiento a la lectura como un hecho bastante trágico. Y aunque fue diagnosticado a los 6 años y recibió ayuda en su etapa escolar, le costaba comprender páginas con mucho texto. Es por eso que, muchos años después, decidió diseñar su propia tipografía. Fue entonces que nació Dyslexie, una fuente cuyo objetivo es superar algunos de los problemas que las personas con dislexia tienen al momento de leer. Y aunque Dyslexie comenzó como un proyecto personal para poder graduarse, Boer se dio cuenta que existía una demanda real por el producto que había logrado. Fue así que esta tipografía se convirtió en un elemento de inclusión.

Por otro lado, la diseñadora Mat Pérez creo la tipografía Ready, diseñada especialmente para lectores con retinopatía diabética. Esta condición es una complicación ocular de la diabetes que está causada por el deterioro de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. Esta vez, la diseñadora se basó en los principios que rigen el “universal design”, una corriente que defiende el diseño accesible. La función de esta tipografía es clara: que sea de fácil lectura, para poder acceder a ella de forma rápida y efectiva.

Por el lado de lo social encontré un proyecto que me llamó mucho la atención. Homelessfonts nace en España como un proyecto de la Fundación Arrels. El objetivo principal es dignificar, de cierta forma, a las personas que viven en situación de calle y sensibilizar sobre esta problemática que es cada vez más frecuente. Lo que buscaban era darle otra función a la caligrafía de estas personas más allá de la de escribir carteles para contar su realidad, por ejemplo. Fue así que en un taller de caligrafía y junto a diseñadores lograron digitalizar los resultados y convertirlos en fuentes utilizables. Estas fuentes pueden verse en el sitio web y están a la venta para que empresas y particulares puedan utilizarlas en sus proyectos. Los ingresos que se obtienen de estas ventas están destinados para que la fundación pueda continuar con su labor de ayudar a las personas sin hogar.

Lo que estos tres proyectos me dejan como reflexión es que el diseño tiene que tener como uno de sus objetivos principales ser funcional y accesible a todas las personas, más allá de sus condiciones.