Todos los días los colectivos realizan aproximadamente 8 millones de viajes. Todos hemos tomado un bondi o visto uno, alguna vez en nuestra vida. Pero ¿alguna vez te pusiste a reflexionar sobre su diseño?
Esta semana me puse a pensar sobre qué escribir, entonces busqué inspiración observando mi vida cotidiana. Me di cuenta de que me cuesta mucho reconocer los colectivos. Y no solo porque necesito usar anteojos, sino porque tienen muchos errores de diseño tipográfico. Además conversando con otras personas, admitieron que logran reconocer los colectivos por los colores o luces de cada empresa o línea. Desde ese momento comencé a analizar el bondi parte por parte.
Empecemos por el frente:
En esta foto podemos observar, la deformación del numero “6” (la cual no tiene una justificación aparente, más que hacer entrar el número en el cartel), que además de generar un desequilibrio de contraformas, empeora la legibilidad del mismo. Los espacios del cartel en general, no están bien ajustados, ya que los márgenes casi no existen, la interletra de “VILLA SOLDATI” es insuficiente y tampoco están compensadas las contraformas. Este tipo de problemas también se repiten en los siguientes ejemplos:
La falta de legibilidad también existe por otros motivos, como el tamaño del número, el color de la iluminación del cartel, la tipografía elegida, entre otros. Además, los problemas de espaciado no solo están en el cartel principal del frente, sino que también podemos observarlos en los costados, los logotipos de las empresas y los carteles interiores del colectivo.
Observando fotografías de colectivos antiguos, pude darme cuenta de que los problemas existían históricamente.
Pero la diferencia con los colectivos modernos, radica en que, los bondis tenían particularidades que les otorgaban una belleza característica de nuestro país y, principalmente porteña: el fileteado porteño. Es cuestionable la legibilidad de la tipografía adornada con fileteado, pero hay que admitir que tenía un cuidado distinto. El diseño en general del colectivo era más atractivo y parecían haberse hecho con mas “cariño” y dedicación, que los actuales. El interés de los choferes por cuidar la estética del colectivo, había surgido aproximadamente entre la década del 30 y el 50, por la necesidad de competir con otros medios de transporte.
Si bien hoy en día quedaron ciertos vestigios del fileteado de los antiguos bondis, deberíamos replantearnos porqué ya no se usan, si podrían volver a utilizarse y de qué manera. ¿Cómo lograr una mayor legibilidad del colectivo y además, recuperar un poco la estética adaptándola a nuestra época?