En el contexto de aislamiento en el que nos encontramos, muchas mujeres pasan más horas conviviendo con sus agresores.
Haciendo frente a esta problemática, el siguiente spot nos incita a elevar la voz y desnaturalizar la creciente violencia de género.
En la incomodidad del silencio, el verdadero sonido resalta con fuerza y vive en el binomio opuesto-complementario de su relación. Este elemento es tan vívido como el sonido que lo antecede o sucede.
En nuestro día a día, el silencio es un bien muy escaso, por lo que callar otorga la posibilidad de escuchar al otro. Y en la vorágine de información en que nos vemos inmersos por el uso de las múltiples plataformas que nos rodean, en su conjunción con el acelerado ritmo de vida que llevamos, no solemos detenernos a ver qué pasa a nuestro alrededor. Esto mismo sucede con la violencia de género que irrumpe en nuestra cotidianidad.
Teniendo en cuenta esto, la composición de la pieza y su espacialidad refuerzan el mensaje y la estructuran en gran medida desde lo tipográfico, recurso que se potencia discursivamente gracias a su fuerte eje central. Presenta fuertes relaciones vinculares y cromáticas que invitan a denunciar casos de violencia de género mediante la ausencia del sonido y una estrategia discursiva que actúa como medio de expresión cuando las palabras no bastan.
Creemos que el peso que tiene el silencio desde lo emocional se relaciona paralelamente al peso visual gracias a su puesta estructural y a cómo organiza la información, generando una tensión entre lo discursivo y su respuesta a criterios funcionales de rápida lectura, que resulta indispensable al tratarse de un spot multi-plataforma.
Además, la pieza elegida presenta un partido conceptual evidente: el mensaje es el protagonista y los elementos visuales ayudan a producir cierta sensación de aturdimiento aún sin oír sonidos, ver variables estilísticas ni mostrar información banal.
Su dimensionalidad pasa a ser una característica de lo espacial. Teniendo en cuenta la posición y proporción de la composición respecto de la caja, se logra una fuerte relación de tensiones y equilibrios. La noción de espacio está ligada a las de tiempo y percepción. Cada espacio vacío conforma una totalidad visual, y por esta razón resulta imprescindible considerar al blanco como un elemento más.
El manejo cromático es muy claro: el texto se presenta en color negro sobre fondo blanco para reforzar el mensaje y su elemento conceptual, el silencio.
La tipografía clarifica este mensaje ya que en ella prevalece un criterio funcional que busca comunicar la problemática presentando un trazo gradual, un sutil contraste entre finos y gruesos que vuelve funcional su uso en destacados, encabezados y títulos concisos. Convive con la pieza manteniendo su funcionalidad primaria de comunicación, mostrándose neutra y adaptándose bien a las pantallas, factor que potencia su rendimiento.
El uso de la variable Bold le brinda legibilidad y le otorga firmeza a la composición. Gracias a un pequeño ajuste en su interletra se vuelve reconocible como bloque total y gana contundencia en su lectura y reproducción.
En conclusión, el comienzo de la escucha es la base misma de la atención al sonido. Es decir, el imaginarlo u oírlo radica en el sector más íntimo de nuestras mentes. En palabras de Walter Murch -importante editor cinematográfico y diseñador de sonido-, éste fluctúa según la experiencia de cada persona y resulta de una muy alta fidelidad porque no es traducido por ninguna clase de medio. Dejemos de invisibilizar la violencia machista. Aunque tengamos la sensación de que todo está paralizado, este tipo de violencia nunca dejó de existir, sigue ocurriendo y cada vez más abruma nuestro presente.
Cortes Coss, Dina Elizabeth. Alfano, Lidia Rodríguez. (2018). El uso del silencio en mujeres residentes del área metropolitana de Nuevo León. Universidad Autónoma de Nuevo León, Nuevo León, México. Recuperado a partir de
http://scielo.sld.cu/pdf/reds/v6n3/2308-0132-reds-6-03-e08.pdf