Analizando la tipografía en cuanto a su relación con los elementos del lenguaje visual, podemos identificar primero tal lenguaje utilizado. Encontramos una gran semejanza con el “Arte Pop”, movimiento artístico de los años 50’ y 60’ en el tratamiento de las fotografías, con efecto de duotono sobre un pleno de color; desde la paleta cromática, compuesta por colores saturados y vibrantes; y desde un mensaje popular de protesta e ironía que invita a cuestionarnos.
Acompañando estos elementos, vemos una inclinación a lo callejero y popular, donde el tratamiento del soporte pareciera estar “desgastado” o corroído por la exposición al exterior. Consideramos que este lenguaje visual fue elegido ya que responde al tipo de discurso empleado: frases de uso popular y de la cotidianeidad de manera informal, vulgar y como insulto, con un tono discursivo sarcástico. Estas decisiones habilitan a un estilo visual más descontracturado, sucio y urbano, lo que también nos conduce a pensar en el público al que se dirige. Podríamos decir que no quiere limitarse a la comunidad vegana, sino que quiere llegar a cualquier persona, a partir de un lenguaje visual popular y de fácil comprensión.
Dicho todo esto, podemos decir que la elección tipográfica comparte y acompaña estas decisiones. Se trata de un lettering, con una impronta manuscrita y gestual, cuyos trazos irregulares y textura, nos transmite aquel universo informal y trash que caracteriza la pieza gráfica. Está compuesta por caracteres sans-serif, empleados en caja alta y con trazos uniformes, en sus finos y gruesos. De esta manera, se agiliza su lectura. A su vez, la composición del lettering permite jugar con las líneas de base, lo que habilita a, de alguna forma, contornear la fotografía y así, integrarse con ella.
Este es uno de los principales recursos utilizados en el sistema, ya que la imagen es utilizada retóricamente en reemplazo de algunas palabras dentro de una frase. La conexión entre la palabra e imagen pasa a ser imprescindible para decodificar el mensaje. La imagen comienza a funcionar como “anclaje” para orientar el significado de la pieza. La organización de estos dos elementos es centrada, y dispuesta en el plano de forma tal que, la superposición y la proximidad de la tipografía con la fotografía, se perciben como un todo y se logra mayor integración.
Cabe destacar también, el buen uso de la paleta cromática. Al decidir calar la tipografía, y seleccionar un color contrastante para la imagen, genera un mayor impacto y le da jerarquía. Otro elemento del lenguaje visual que permite distintos niveles de jerarquía, es la utilización de una segunda tipografía. Posee características semejantes a la fuente “Bebas neue”,ya que es sans serif, uniforme, un poco condensada y alta en altura X. Cumple con la función de legibilidad de textos más extensos, pero mantiene las características informales, minimalistas y simplistas que representan dicho tono discursivo. Estas características le permiten dar un protagonismo mayor a la composición de imagen-tipografía.
Ruth Toledano y Concha López Narváez. (2015). El problema de ser una zorra. elDiario.es https://www.eldiario.es/caballodenietzsche/problema-zorra_132_2457612.html