Cataluña participó de la Bienal de Venecia mostrando el trabajo de 16 arquitectos catalanes que compartían una misma postura. El concepto del proyecto se basa en un diálogo intenso entre las nuevas formas y las preexistentes, permitiendo así una fusión de géneros y materiales, en la que diferentes épocas convivan superpuestas. Esto significa que las intervenciones en el espacio público se integrarían en la ciudad, no debían ser visualmente contaminantes. En este contexto, el reto de la propuesta gráfica consiste en asimilar esta actitud arquitectónica para, igual que Pujol en la Casa Bofarull (Els Pallaresos) o RCR en La Lira (Ripoll), se integrasen a la ciudad intentando evitar al mismo tiempo las estrictas regulaciones venecianas de intervención en el entorno urbano (muy curiosas por cierto estas normas que son varias, para tener en cuenta si se planea tener un viaje a dicha ciudad).
La solución que Bildi Grafiks SL propone es integrar la gráfica en el espacio arquitectónico generando intervenciones que van más allá de la señalización, fundamentando su propósito en cuatro principios o variables en su sistema.
El primero tiene que ver con los materiales que usarían para generar dichas gráficas, que serían los mismo utilizados por los artistas (desde hierro, malla soldada, baldosas de cerámica, clavos de metal, hasta paneles de madera, etc.). El segundo principio tiene que ver con la paleta cromática que eligieron usar, la misma que los colores principales de Jujol (el azul y el amarillo). Había que buscar la manera de incorporar elementos más bien modernos en el diseño y la excusa del tercer principio tiene que ver justamente con que si vivimos en una mundo digital por qué no utilizar una red/rejilla y una tipografía basada en pixeles para componer los textos. Y por último, fundamentan que su fuente de inspiración o referentes serían las artesanías de cestas de mimbre y los bordados.
Éstos cuatro principios funcionando entre sí forman parte de una estrategia creativa, esencial en cualquier momento de producción en la que se señalan tanto el/los objetivos de la acción, el target al que le estamos hablando, el contexto en el que se encuentra y los beneficios que trae consigo (ya sean funcionales y/o sentimentales). Estas bajadas de conceptos van a ser la base para construir cualquier sistema de identidad. El dilema está en encontrar una disrupción en lo que se diseña, en lo qué y cómo se comunica. De eso se trata. Sin dejar de lado el aspecto emocional que es fundamental. Hay que tener en cuenta el comportamiento humano, las tendencias, normas y leyes de la época en la que vivimos (muy dinámica por cierto), que interferirán en la toma de esas decisiones y por consiguiente en el resultado.
“Grafting” transmite la idea de un nuevo organismo que combina las potentes características de sus componentes originales, tanto antiguos como nuevos, y cuyo resultado final tiene más fuerza que cualquiera de ellos por separado: una idea de renovación y crecimiento al lograr integrar la gráfica en el espacio, creando un sistema de identidad visual que va más allá de la mera señalización.