En noviembre del 2014, la revista independiente Paper subió una foto a sus redes sociales que se haría inmensamente viral. Aquella era la portada de su próxima edición mensual, en la que aparecía Kim Kardashian, celebridad estadounidense protagonista de su propio programa de reality tv, en una sesión de fotos bastante controversial. Al instante, todos los medios de comunicación empezaron a hablar del tema. La portada y la posterior nota fueron compartidas en todo internet, hasta el punto que se empezó a crear nuevo contenido derivado del tema (textos de opinión, memes, etc.). Realmente estaban consiguiendo lo que habían buscado, romper internet. Hoy en día, la nota lleva recolectadas 34,147,700 visitas y Break the Internet es una sección, marca registrada de Paper Magazine. Ahora, las preguntas son, ¿por qué una celebridad como Kim Kardashian accedió a realizar esta producción para una revista que incluso muy poca gente conocía? ¿Por qué no eligió subir esto mismo a sus redes sociales propias donde tiene millones de seguidores?
Acceso a la información
Las revistas, a lo largo de la historia, sirvieron a las personalidades como un medio para lanzarse a la fama, ser más vistos por el público, lo que se suele decir «hacerse conocidos». No sólo posaban para una serie de fotos profesionales, sino que también contaban aspectos de su vida privada, lo cual resultaba interesante para el lector, quien no poseía otro medio para acceder a esa información. Tiene sentido pensar que estas revistas atraían a mucho público, el cual quería estar al tanto de todo, al menos hasta la creación de las redes sociales.
Con la llegada de plataformas de comunicación como Facebook, Twitter, Instagram, Tumblr, etc. todos empezaron a tener acceso a propios medios de publicación de contenido, donde cada uno es dueño de su espacio. Las celebridades crearon sus propias cuentas, así como también lo hicieron las personas que estaban interesadas en sus vidas, surgiendo así el concepto de followers (seguidores). Al poseer una interfaz simple y de fácil acceso, las celebridades comenzaron a publicar información sobre su vida cotidiana: comentarios, fotos, recomendaciones, que permitían crear un vínculo más cercano con sus seguidores, un espacio más especial que lo que proporcionaba la revista… Hasta que esto dejó de ser tan especial.
¿Qué tiene de especial?
En la actualidad, con la masificación de las redes sociales, casi todos poseen cuentas personales. Las celebridades acaban siendo un usuario más entre el montón de personas que aparecen compartiendo contenido. Es entonces cuando se ven en la necesidad de recurrir a otros medios para hacerse ver y comunicar lo que quieran decir. Acá es donde vuelve a entrar en juego la revista.
Al ser un espacio informativo muy visual, la revista es un medio que permite destacar a la celebridad debido a que otorga exclusividad. Esto ocurre en un sentido amplio de la palabra: en la revista poseen un espacio designado para el famoso, con suerte la nota de portada, donde no se ve ni habla de otra cosa; el contenido de la información también pasa a ser exclusivo ya que no se comparte información que haya sido revelada anteriormente, permitiendo ver un lado distinto de la persona. Esto lo vuelve sumamente atrayente para el público que los siguen, quienes quieren estar al tanto de todo y no perderse de ningún detalle. La suma de estos elementos convierte a la publicación de la revista en una especie de evento único, donde todo está fríamente calculado por una gran cantidad de personas encargadas de que todo salga tal cual se tenía planeado. Evento del cual muchas personas hablarán, canales de televisión, radios o incluso otras revistas.
Esto permite llegar a la conclusión de que las revistas de espectáculos seguirán siendo relevantes en nuestra cultura debido a que son espacios exclusivos para las personalidades, donde pueden dejarse ver estando en una era super globalizada como en la que vivimos donde la información fluye a una gran velocidad.