Al momento de escribir este artículo, me encontré un poco desorientada al ver que la mayoría de las temáticas que se me ocurría desarrollar ya habían sido planteadas por otros alumnos de años anteriores.
Es cierto que el resurgimiento de los vinilos parece estar ligado a la necesidad de «volver a lo tangible» en una época en la que todo parece girar en torno a lo digital y el acceso a la música se ve resuelto por internet. Es por esto que resulta llamativo ver cómo tanta gente se dispone a gastar dinero en algo que consumió de manera gratuita o más económica durante los últimos años.
Si bien habrá quienes realmente aprecien el valor agregado que un LP trae consigo, en mi opinión, detrás también existe un gran trabajo de marketing que fomenta la imposición de una «moda» apuntada al sector más consumista del mercado: los jóvenes.
Y, con la aparición de esta tendencia por los vinilos, surge indefectiblemente una nueva «moda» en torno a los tocadiscos o reproductores de vinilos, y es aquí donde decidí ahondar.
Cuando comencé esta investigación, no tardé en notar el monopolio que la marca Crosley Cruiser tiene sobre el mercado moderno de bandejas tocadiscos, vende sus productos no sólo por su función sino también como objetos de decoración.
Su popularidad parece estar asociada al hecho de que son revendidos en grandes tiendas como Urban Outfitters en EE.UU., que a su vez le sirven a Crosley como publicidad ya que tienen mucha actividad y pisan fuerte en las redes sociales. La marca además ofrece una amplia variedad de lindos y llamativos diseños.
Quiero poner el foco en por qué no deberíamos dejarnos llevar por la moda y qué considerar antes de comprar un reproductor de vinilo, ya que por un precio similar (90 USD), podríamos conseguir un tocadiscos de mejor nivel y que nos proporcione una mejor experiencia que los tan famosos Crosley Cruiser:
Tracking Force
Es la presión que ejerce la aguja sobre el vinilo. Se mide en gramos: de ser muy liviana, la aguja va a tender a saltar y de ser muy pesada podría ocasionar daños en el disco. El rango recomendado por seguridad oscila entre 1,5 y 3,5 gramos. En el caso de los tocadiscos Crosley va de 4,5 a 5 gramos, es decir que es muy pesada y podría ser peligrosa para nuestros vinilos.
Tonearm (brazo)
En Crosley tiene varias fallas: por empezar está pobremente alineado, por lo tanto genera un sonido pobre; es muy corto y esto produce una distorsión al acercarse a las ultimas canciones; está compuesto por un material plástico barato.
Calidad de los materiales
Son diseñados para ser livianos y portátiles (generalmente sus diseños simulan ser una valija), fabricados casi íntegramente de plástico. Esta no es una característica positiva ya que el hecho de que sean pesados colabora a que el aparato no vibre y la aguja no salte.
Parlantes incorporados
En este aspecto, el tamaño es determinante, y el de los parlantes Crosley es realmente pequeño por lo tanto el sonido también se ve disminuido.