Surgida en plena dictadura militar, la revista Humor Registrado se convirtió en algo más que una publicación humorística. Sus páginas cobijaron y alentaron expresiones periodísticas y artísticas que otros medios ignoraron, hasta convertirla, durante la larga noche del terrorismo de Estado, en un símbolo de la libertad de expresión y de compromiso con la democracia y los Derechos Humanos, valores resignificados en la Argentina y el mundo a partir de los ochenta.
Una generación entera se constituyó en su público leal y activo. Hoy la recuerda como un hito en sus vidas: a través de la revista se informó, rió, juntó bronca, adoptó gustos y hábitos culturales y aprendió a ser crítica.
Se trató del último fenómeno gráfico masivo producido en la Argentina por la cultura alternativa. Un producto genuino, que generó un espacio propio sin pertenecer a un pool importante ni tener padrinos publicitarios, alrededor del cual se forjó todo un movimiento artístico e intelectual y nacieron otras publicaciones.
Periodistas, escritores, humoristas y dibujantes de primer nivel nutrieron su staff: Roberto Fontanarrosa, Jorge Guinzburg, Carlos Abrevaya, Hugo Paredero, Mona Moncalvillo, Carlos Ulanovsky, Crist, Gloria Guerrero, Peiró, Carlos Nine, Grondona White, Carlos Trillo y varios más produjeron páginas memorables para regocijo de los lectores y disgusto de los censores y del poder político y económico. No fue, por supuesto, una actividad impune: la publicación y muchos de sus hacedores debieron soportar de manera reiterada los intentos de censura y las intimidaciones. Y si resistió fue en gran medida porque se sintió, antes que nada,
protegida por sus propios lectores y comprometida a seguir ante ellos.
El primer número de Humor Registrado salió el 6 de junio de 1978, cuando gran parte de los argentinos estaban envueltos en la euforia mundialista, y la caricatura de tapa fundía en uno solo rostro los rasgos de Menotti y de Martínez de Hoz bajo el título: “Menotti de Hoz dijo ‘El Mundial se hace cueste lo que cueste’”. Las caricaturas, a cargo de Cascioli o Carlos Nine, se convirtieron rápidamente en una contraseña para quienes buscaban en los quioscos algo diferente.
Revista Humor y la Dictadura
El primer número de Humor Registrado salió el 6 de junio de 1978, cuando gran parte de los argentinos estaban envueltos en la euforia mundialista, y se volvió un símbolo de la libertad de expresión durante la larga noche del terrorismo de Estado.