Diario como fortalecedor de ideologías: el caso de Pravda

Pravda (en ruso, "la verdad") expandió el espíritu revolucionario durante la época soviética. Un diario hecho por y para trabajadores que demuestra la importancia de los medios en la construcción de una ideología.

Un Imperio en decadencia

Previamente a la Revolución Rusa, el Imperio Ruso estaba regido por un régimen zarista, liderado por la dinastía Romanov. Luego de la abolición de la servidumbre y en conjunto con un sistema feudal que ya comenzaba a mostrar serios signos de debilidad, inmensas cantidades de población migraba desde los campos hacia las ciudades. Su destino sería convertirse en mano de obra barata para una industria que crecía a paso veloz.

A pesar del crecimiento industrial y proletario, la mayoría de la población aún residía en áreas rurales y vivía de la agricultura. El déficit de este sector económico que atravesaba el imperio y sumía al 95% de su población en la pobreza inspiraba en los campesinos el nacimiento de una conciencia revolucionaria. La clase obrera de las ciudades también crecía, pero no así su condición social. Las masas sólo aumentaban en pobreza y precariedad, ignorados por un orden arcaico y deficiente.

La escolarización llevada a cabo años antes ya había instalado ideales marxistas y socialistas en la población. Las revueltas sociales eran cosa constante, pero a su vez duramente reprimidas por la policía del zar. En 1905 se dio la primera revolución tras la derrota de Rusia por parte de Japón. Se instalaron los soviets.

 

El gérmen revolucionario

Alrededor de 1910 las luchas obreras se reavivaron. Los bolcheviques, con Lenin a su cabeza, adoptaron a Pravda como su publicación oficial. Instalada en San Petesburgo, soviet central del movimiento obrero, publicó su primer número bajo la dirección de Lenin el 5 de mayo de 1912. Lenin consideraba que la prensa debía intervenir en la realidad política y ejercer una influencia suficiente como para poder hacer cambios en la sociedad. Días antes, el zarismo había soltado una dura represión contra una huelga de mineros. Pravda lanzó campañas de agitación y resistencia en fábricas de todo el país. Fue la primera vez que se publicaba como periódico legal. Entre sus páginas se encontraban artículos del movimiento obrero, económicos, poemas y noticias de la vida cotidiana del proletariado.

El Pravda no sólo informaba, sino que también realizaba publicaciones con elementos de formación marxista, con fines educativos. Explicaba y denunciaba la forma en que oprimía el régimen zarista, analizaba la situación internacional e impulsaba campañas políticas obreras.

El punto fuerte del diario era su sección de corresponsales, en donde los obreros enviaban cartas denunciando las condiciones laborales en las cuales estaban, opinando sobre temas electorales, comentando elecciones de delegados en las fábricas, discutiendo temas de la vida cotidiana que afectaban al común del pueblo, entre otras cosas. Se enviaban hasta 40 cartas diarias para ser difundidas, y así la publicación pronto ganó más de 500 grupos que apoyaron financieramente su salida. Su lenguaje sencillo y popular permitía una asimilación rápida por parte del pueblo, que lo vivía a través de su propia experiencia.

De más está decir que un diario de estas características no se salvó de la censura y la constante puja por parte de los que estaban en el poder. Debió cambiar de nombre ocho veces y ser trabajado en imprentas clandestinas para esquivar la censura por parte del zar. Los trabajadores por lo general donaban parte de su sueldo a un llamado «fondo de hierro» destinado a pagar las multas que recibía el Pravda. A pesar de los esfuerzos, el zar clausuró la publicación en Julio de 1914.

 

El triunfo

Pravda comenzó a tomar fuerzas nuevamente a principios de 1917, luego del derrocamiento del zar Nicolás II. En este año, se convertiría en un motor de la Revolución Rusa. Era dirigido para este entonces por tres bolcheviques: Kamenev, Muranov y Stalin. El comité editorial se planteó apoyar al Gobierno Provisional mientras este responda a los reclamos del proletariado. Las corresponsalías seguían alimentando sus páginas, avivadas por el impulso de poder que recibieron los soviets a lo largo y ancho de toda Rusia.

Tras su llegada a Petrogrado luego del exilio, Lenin se convirtió en el director de Pravda nuevamente, y después de publicar su Tesis de Abril (repudiando el Gobierno Provisional, la Guerra Mundial y la posición bolchevique de instaurar una dictadura de obreros y campesinos) que fue adoptada por el congreso del partido tuvo que pasar a la clandestinidad ante la orden de detención del gobierno. A través del Pravda Lenin expresaba la necesidad de ir contra el Gobierno Provisional y la dirección del partido bolchevique hacia el deseo de crear una república de soviets. El periódico pasó entonces a identificarse con las estrategias del partido, las cuales llegarían a las masas a través de su red de colaboradores.

Publicando las estrategias del partido, el estado de las elecciones y las opiniones sobre el momento justo de tomar las armas, incluso en formatos populares como simples hojas o panfletos cuando la censura se volvía abrumadora, el Pravda cumplió su rol de organizador social para la Revolución que culminó en octubre.